
El 7 de marzo es el Día de la Visibilidad Lésbica, en homenaje a Natalia Pepa Gaitán, asesinada en 2010.
Una figura que merece ser recordada, la primera "piquetera", le puso el cuerpo al reclamo por igualdad, trato digno y respeto por los derechos de las personas adultas.
SOCIALES16/03/2025Norma Plá no tuvo un empleo registrado a lo largo de su vida. Nunca se pudo jubilar pese a que trabajó desde los 13 hasta los 62. Cuando su marido murió, le quedó una única herencia: una pensión de 150 pesos que no le alcanzaba para nada y ahí empezó su lucha. Su figura es parte de la constelación de referentes de la resistencia contra el ajuste de los años ´90, contra el gobierno de Carlos Menem y el recorte a las jubilaciones. A más de 20 años de su muerte el reclamo por una jubilación digna para todxs sigue más vigente que nunca.
Como viene pasando cada miércoles jubiladxs y pensionadxs se manifestan exigiendo ingresos dignos, y como cada miércoles fueron reprimidos. En una semana (el 23 de marzo) el gobierno de Javier Miilei finalizará la moratoria previsional haciendo que solo 1 de cada 10 mujeres llegue a jubilarse; y solo 4 de cada 10 hombres tengas los aportes necesarios.
Los problemas con la plata los traían desde la cuna. Norma, hija de inmigrantes españoles—ella empleada doméstica (dice la leyenda que había trabajado en la casa del mismísimo Alfredo Martínez de Hoz) y él conductor de tranvía (para más precisiones de la línea 20)—se crió en Villa Domínico, en la zona sur del conurbano bonaerense. Como la prioridad era trabajar, Norma no terminó la escuela primaria y entró a trabajar a los 13 años a una fábrica y nunca paró. Todos los trabajos que tuvo en su vida estuvieron vinculados a la maestranza y a la limpieza, ya sea en fábricas o en casas particulares. Norma nunca tuvo un empleo registrado. Nunca se pudo jubilar pese a que trabajó desde los 13 hasta los 62. Y de eso se trata toda la cuestión.
A 19 años conoció a Miguel en un baile que organizaron los bomberos de Pompeya. Él, nueve años mayor que ella, trabajaba en una fábrica de encuadernación. Se casaron y después de muchos vaivenes, casas alquiladas y otros periplos que incluyeron embargos y remates, compraron su propia casita, modesta, muy modesta, en Temperley, en la que vivían con los más chicos. Al fondo de la casa, Miguel, el más grande, se había construido una casilla de madera en la que vivía con su mujer y su pequeña hija Jesica Lorena. También allí comenzó el pequeño taller de herrería en el que aún trabajan los hermanos mayores. Los Pla, como tantas familias pobres del conurbano bonaerense a mediados de los ochenta, sobrevivían a fuerza de trabajo duro y desgastante, llegando con lo justo para darles un plato de comida a sus hijos y primeros nietos, entablando lazos de solidaridad entre la familia y los vecinos del barrio.
Cuando Miguel murió discutiendo por la falta de plata, a ella le quedó una única herencia de su marido: una pensión de 150 pesos.
Es 1991 y Norma escucha un programa de radio que conduce el sindicalista Rubén Giannini—que después devino en Presidente de la Mesa Nacional de Jubilados—en donde hablaba de la problemática de los jubilados. También sigue muchísimo el noticiero de Canal 11, en donde María América González tiene una sección en la que habla de los adultos mayores. Un día Norma llamó a la producción del programa. A ella ya los 150 pesos de la pensión de Miguel no le alcanzaban para nada. Quería participar de ese incipiente grupo que se juntaba frente al ministerio de Economía. Pero empezaron a plantear que necesitaban visibilizarse de otra manera. Algunos sugirieron pararse en medio de las vías de un tren y cortar el servicio—en este grupo estaba Norma—y otros la de instalar una olla en Plaza Lavalle, frente al Palacio de Justicia. Ganó el segundo grupo y fueron Germán y Miguel—los dos hijos de Norma—junto a algunos de sus amigos quienes consiguieron los elementos y ayudaron a prenderla. Los medios de comunicación llegaron al instante. Una olla gigante como mecanismo de protesta era una novedad.
Dos año después, en la zona de Palermo de la Capital Federal los carteles que anuncian Menem 1995 colman las calles. El presidente Carlos Menem está a La Rural para inaugurar la exposición anual y aprovecha para dar uno de sus primeros discursos proselitistas ante su re-elección. Un increíble dispositivo de seguridad rodea el predio. Están avisados. El grupo más combativo de oposición al entonces presidente irá a manifestarse en su contra: los jubilados. Los medios de comunicación se aprestan en el lugar y entrevistan a quienes fueron a manifestar. El canal TN hace un clip que lo reproducirá en el noticiero de la noche.
Primero entrevistan a distintos jubilados y jubiladas hasta que las cámaras enfocan a una señora pelada con tapado rojo y anteojos de sol, escoltada por policías.
Una voz en off dice: “Después de que le fuera arrebatada la peluca, la dirigente de los jubilados Norma Pla se retira de La Rural escoltada por la policía que curiosamente trató de ocultar su identificación”.
Acto seguido la señora pelada grita y agita con las manos: “Juuuubiiiladosss juuubiiladosss juuubiiilados”.
Las cámaras se le tiran encima. Una notera le dice agitada.
—¿Qué pasó Norma?
—Voy a hacer la denuncia porque fui agredida por la patota de Menem
Mientras ella habla un jubilado le da besos en el cachete y le hace mimos en la cabeza pelada. Los noteros siguen.
—¿Le pegaron Norma?
—Me golpearon, me golpearon—, dice con voz quebrada y se sube a un taxi.
Hacía un tiempo había empezado a sentir un dolor de cintura y espalda muy fuerte. Sus hijxs le decían que vaya a hacerse ver. Habían quedado con Germán en ir juntos pero Norma se adelantó y fue antes. Cuando su hijo llegó ella estaba llorando. Le habían dicho ahí, en esa clínica del barrio de San José, en Temperley, que tenía cáncer de mama.
Durante varios años hubo quimioterapia, tratamientos, internaciones. Nada le impidió seguir yendo a las marchas, hasta sus últimos días. Nadie podía frenarla.
En una de sus internaciones—fueron muchas y seguidas—fueron a verla un grupo de jubiladxs y le contaron que en una manifestación en Tierra del Fuego habían reprimido a trabajadores y que en un rato habría una manifestación de repudio en la casa de la Provincia. Apenas terminaron el relato, Norma se arrancó las dos vías de suero que la tenían conectada. Para ese momento su militancia había traspasado la temática de los jubilados y se había convertido en una referente de los incipientes grupos piqueteros. Había hecho buenas migas con otro referente que por entonces ocupaba la plana de los medios: El Perro Santillán de Jujuy. Su hijo Germán la quiso hacer entrar en razón pero no hubo caso, ella ya estaba cambiada para ir a esa marcha. El médico de guardia también le explicó que no podía irse de la habitación. No hubo caso. Entonces Germán tuvo que firmar un papel en donde se hacía responsable por cualquier cosa que podía llegar a pasarle a su madre. Era la única condición para que la dejaran salir.
En la marcha en la casa de Tierra del Fuego Norma se desmayó. Hubo que volver en ambulancia. Germán está seguro que el cáncer de su mamá se produjo por algún golpe que le dio la policía en la zona del pecho.
Su abuela le decía que tenía que estudiar derecho, así cuando fuera grande podía defender a los jubilados. Jesica no estudió abogacía pero si sociología. Junto a su tío Germán que es arquitecto, son los únicos dos universitarios de la familia Pla. Jesica es investigadora del Conicet y sus principales tema de investigación son: movilidad social, las clases sociales, la desigualdad social, la cuestión social y los efectos subjetivos de los fenómenos socio políticos en el proceso de integración social.
Jesica tiene colgado el pañuelo verde en su mochila, está casada con un sociólogo y tiene dos hijas. Cuando se pone vehemente por alguna cuestión, cuando está enojada con la realidad, cuando ve en la televisión o lee en el diario algo con lo que no está de acuerdo y levanta la voz su marido le dice: “No te pongas en modo Norma Pla”. Jesica se ríe cuando cuenta esto. Le gusta parecerse a su abuela.
En estos meses en los que el tema de la moratoria a las amas de casa volvió a instalarse en la agenda mediática, el nombre de su abuela empezó a resonar
FUENTE LATFEM
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