Por qué el 7M es el Día de la Visibilidad Lésbica: la historia de Pepa Gaitán

El 7 de marzo es el Día de la Visibilidad Lésbica, en homenaje a Natalia Pepa Gaitán, asesinada en 2010.

SOCIALES07/03/2025
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 Natalia Gaitán tenía 27 años y en el barrio Parque Liceo segunda sección la conocían como Pepa. Su madre, Graciela Vázquez de Gaitán, conducía la asociación Lucía Pía, donde despuntaban el hábito de la solidaridad hacia los necesitados de esa zona de la periferia norte de Córdoba.

Por ejemplo, hacia el matrimonio de Daniel Torres y Silvia Suárez, a quienes les dieron trabajo en el comedor comunitario y en la guardería de la ONG. De una pareja anterior, Silvia tenía una hija de 16 años, que entablaría una relación de amor con Pepa.

Cuando la chica sinceró el vínculo en su casa, para su madre y su padrastro fue como una declaración de guerra. La adolescente tuvo que abandonar el hogar y acudió a una tía que le brindó alojamiento desde julio de 2009 hasta enero de 2010, cuando decidió defender su elección e irse a vivir con Pepa, al pequeño departamento que su padre alcanzó a construirle antes de morir, en la misma sede de Lucía Pía.

La tarde del dolor

Todo comenzó ahí, la tarde del sábado 6 de marzo de 2010, cuando mates de por medio la pareja le contaba sus penurias a su amiga Gabriela Cepeda. Indignada, Gabriela decidió intempestivamente terciar en el conflicto y partió hacia la casa familiar de la adolescente, a sólo tres cuadras de distancia.

Al llegar, encontró al matrimonio tomando mate en la vereda con sus dos hijos menores. Gabriela se trenzó en una discusión con Silvia, la disputa fue subiendo de tono y hasta hubo “un par de manotazos”. Mientras tanto, en la sede de la asociación civil, Pepa y su novia comenzaban a preocuparse.

Según consta en el expediente judicial, eran casi las 19.30 cuando Pepa acudió sola a ver qué pasaba y al presenciar la pelea quiso retirar a su amiga. Pero se produjo una nueva escaramuza, esta vez entre Silvia y Pepa y con Gabriela intentando separarlas. En ese momento, Torres –quien no había participado de la discusión ni los forcejeos– entró a la casa y salió con una escopeta calibre 16, caminó hacia donde estaba Pepa, “sin mediar palabras le apuntó” … y disparó a quemarropa.

La perdigonada dio de lleno en el hombro derecho de la joven, que alcanzó a caminar unos pasos antes de perder el conocimiento y quedar tirada en el lugar durante más de una hora. Su madre tuvo tiempo de llegar y abrazarla, hasta que por fin la ambulancia se animó a entrar al barrio.

Los médicos del Hospital de Urgencias no pudieron frenar la hemorragia, provocada por la “lesión de la arteria y vena subclavias derechas”, y Natalia murió a las 2 de la mañana del domingo 7 de marzo de 2010. Su victimario había intentado esconder el arma y huir, pero se terminó entregando a la policía.

De entrada, ante los primeros periodistas que se interesaron en el caso, Graciela Vázquez definió el crimen de su hija: “La mataron como a un perro. La fusilaron por lesbiana”.

Desde microviolencias hasta la muerte

De entrada, supo también quién iba a acompañar su búsqueda de justicia. Al día siguiente, un grupo de militantes de Encuentro por la Diversidad acudió al velorio de Natalia, entre ellos, la joven abogada Natalia Milisenda.

“Yo no busqué el caso, pero ahí Graciela me agarró y me dijo: ‘Vení… Quiero que conozcas a Nati, para que sepas a quién vas a defender’. Me llevó y me hizo ver la foto de Nati que tenía sobre el cajón. Fue muy fuerte. Para mí, es un orgullo y un gran desafío”, relataba Milisenda, quien representó a la madre de la víctima.

“Nati no es la primera chica que muere por ser lesbiana. Estos crímenes pasan cotidianamente y van desde microviolencias hasta la muerte –explicaba la letrada–. No sólo las lesbianas, también los gays; y las personas travestis y transexuales son las que más sufren esta violencia. Pero el caso de Nati se diferencia de otros en que la familia no oculta la razón del crimen. Es la misma familia la que sale a decir que fue su orientación sexual. Por vergüenza y por prejuicio, muchos de estos crímenes quedan como un crimen más, y no lo son. Acá es gracias a la familia de Nati que esto se puede ver como se está viendo”.

“Por mi hija, voten esta ley”

El 24 de junio de 2010, la manifestación en apoyo a la Ley del matrimonio igualitario transcurría en Córdoba en un clima festivo. Salvo en un momento del acto en que la multitud se sumió durante varios minutos en un profundo silencio que se quebró con una ovación.

Durante ese lapso, desde el palco, Graciela Vázquez decía –más bien clamaba desde sus entrañas– palabras como estas: “Yo a mi hija la entendí y cada día la entiendo más. (…) Hoy vivo el sufrimiento de que me la mataron como un perro, porque el padrastro de la pareja de mi hija no la aceptaba. Se dio el gusto de matar una lesbiana, pero no se va a dar el gusto de salir porque merece castigo (…) Señores senadores, en nombre de mi hija les pido la mejor justicia que me van a hacer: quiero que (voten esa ley y) todos los que están acá, los palomos y las palomas, vuelen de una vez por todas. Muchas gracias”.

Así se enteraron, muchos de quienes llenaban la Plaza de la Intendencia, de un caso que se transformaría en bandera contra la discriminación y la violencia lesbofóbica. Por esos días, la Multisectorial Justicia por Natalia Gaitán participaba de la sentada frente al Arzobispado de Córdoba y la avenida General Paz fue rebautizada con el nombre de la joven.

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Antes de la exposición se recomienda, hidratarse, utilizar cremas y protectores contra rayos UVA y UVB, replicándolos cada 2 o 3 horas. También se aconseja realizar un chequeo anual de lunares y consultar a especialistas para la recomendación de protectores solares adecuados.

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