
1 Mayo :Las 4 sanfrancisqueñas que se cansaron de trabajar como esclavas y conmovieron Argentina
Les pagaban migajas , trabajaban sin parar a comer por 12 horas . Las sanfrancisqueñas que hicieron historia en años que el Día de la Mujer no existía.
San Francisco y el departamento San Justo perdieron el 97 % del bosque nativo. Soja y glifosato, un cóctel mortal. Un desastre ecológico que a casi nadie interesa.
Historias San Francisco09/09/2019LOS AMBIENTALISTAS DEL WASAP QUE NO VEN EL DESASTRE CORDOBÉS.
Con la llegada de la soja ha desaparecido el monte nativo que rodea San Francisco y toda la región. En menos de 40 años la provincia perdió el 97 % de sus montes nativos con consecuencias horribles como las inundaciones, sequías y desaparición de la fauna autóctona. Los incendios en el Amazonas han provocado una reacción mundial por el desastre ecológico. Hablemos de lo que pasa en donde vivimos , un verdadero incendio sin llamas que no está convirtiendo en un desierto.
Cuando aquí había bosques
Parece extraño, pero hace 100 años diferentes tipos de bosques cubrían la mayor parte del territorio provincial. Incluso las llanuras, donde ahora sólo parece crecer soja, maíz y malezas resistentes a los herbicidas. Pero vamos a la historia reciente. Los dos primeros gobiernos de José Manuel De la Sota mostraron una tasa de deforestación entre dos y tres veces superior a la del país, un récord histórico. Entre 1998 y 2002 la tasa de pérdida de bosques fue de -2,93% por año, mientras que en el período 2002-2006 fue de -2,56%. Comparativamente, fue una una de las más altas del mundo.
Para dimensionar el número, sólo en 2004 se perdieron 22.476 hectáreas. Es decir, cada dos días desaparecía una superficie de bosque del tamaño de la Ciudad Universitaria.
El 25 de marzo de 1996, Felipe Solá, secretario de agricultura del gobierno de Carlos Menem, autorizaba el cultivo de soja resistente al glifosato de la compañía Monsanto, basándose en estudios aportados por la misma compañía (hoy condenada judicialmente en EEUU por ocultar información sobre el potencial cancerígeno de su herbicida estrella). Para el año 1999, el área sembrada con soja en Córdoba ya era de 2.564.600 hectáreas, según datos del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Para 2007, se había incrementado a 4.477.882 hectáreas. La revolución productiva se había llevado la mayor parte de los relictos del bosque chaqueño de las llanuras del noreste provincial, avanzando también sobre zonas tradicionalmente ganaderas. Los grandes ganaderos, por su parte, iniciarían la “conquista del noroeste”, con consecuencias que se extienden hasta hoy.
El año 2007 fue otro récord: se desmontaron 20.222 hectáreas. Fue además el año de la sanción de la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos. ¿Fue apuro antes de que desmontar se volviera ilegal?
Ordenar los bosques, con el orden de un cementerio
Ya sancionada la ley nacional de protección de los bosques nativos, una nueva oportunidad se abría para los bosques de la provincia, aunque la amenaza de que el ordenamiento territorial de los bosques sirviera de blanqueo para los desmontes seguía latente. La participación ciudadana y la labor de algunos técnicos logró que se otorgara la máxima categoría de protección (roja) a la mayor parte de los bosques nativos cordobeses en la ley provincial 9.814 de Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos. Pero la ley 9.814 era “excesivamente roja” para los poderes económicos de la provincia. El oficialismo provincial, conducido por Juan Schiaretti, encontró una solución: horas antes de la sesión en la legislatura introdujo cambios en el texto que permitían actividades económicas incompatibles con la conservación y, eventualmente, el cambio del uso del suelo en las zonas de máxima importancia. En definitiva, alteraba la misma definición de “zonas rojas”.
El desacople entre la ley provincial y la nacional perduró hasta 2011, durante el tercer gobierno de José Manuel De la Sota. Las amenazas de una interminable disputa judicial, y la necesidad de acceder a los fondos previstos en la legislación nacional llevaron a una modificación introducida por decreto. Pero los intentos de avanzar, legal o ilegalmente, sobre los bosque nativos continuarían.
El año 2015 marcó un hito en la conciencia de muchos habitantes de la provincia, sobre las consecuencias del desmanejo ambiental. Años de desmonte, de dejar la planificación urbana en manos de la especulación inmobiliaria, de carecer del más mínimo plan de contingencia, acabaron con muertos y viviendas destruidas luego de las inundaciones en Sierras Chicas La Izquierda Diario.
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