Importaciones en el nivel más alto en 22 años atentan contra el empleo

La economía argentina atraviesa un nuevo ciclo de expansión de las importaciones, por la apertura comercial y la apreciación cambiaria.

POLÍTICA - ECONOMIA27/10/2025
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La economía argentina atraviesa un nuevo ciclo de expansión de las importaciones, por la apertura comercial y la apreciación cambiaria. Mientras los bienes finales se multiplican en las góndolas y depósitos del país, el empleo industrial muestra señales de deterioro. Así lo revelan los últimos informes de la Cámara de Exportadores de la República  Argentina (CERA) que preside Fernando Landa, y la Asociación para la Pequeña y Mediana Empresa (Apyme) de Santa Fe que conduce Mario Galizzi. Estos analizan el impacto de la liberalización económica sobre la producción y el trabajo.

De acuerdo con el Monitor Comex de CERA de setiembre, las importaciones crecieron 30,6% en los primeros nueve meses del año, alcanzando los US$ 57.503 millones. Las exportaciones, en cambio, aumentaron apenas 7,5%, generando un superávit comercial de US$ 6.030 millones, 60% menor que el del año anterior.

En términos de volúmenes, el salto importador es contundente: las cantidades importadas crecieron 21,3% por la compra de vehículos automotores (+81%), combustibles y lubricantes (+64%) y bienes de consumo (+51%). Solo las piezas y accesorios para bienes de capital mostraron una caída (-6,4%).

El fenómeno se explica por una combinación de factores: la apreciación del peso, la reducción de aranceles y la eliminación de controles administrativos. La política de “apertura sin restricciones” del Gobierno derivó en la desaparición de las licencias no automáticas, el impuesto PAIS y los sistemas de monitoreo de importaciones (SIRA y SEDI). El resultado: las importaciones representan hoy el 31% del PBI, el nivel más alto en 22 años.

Un comportamiento a dos velocidades

El Observatorio de Importaciones de Apyme Santa Fe define la dinámica de 2025 como “un comportamiento a dos velocidades”. Por su parte, los bienes intermedios, insumos para la producción, crecieron 27% respecto a enero de 2024. Mientras que los bienes finales lo hicieron 86%, compitiendo directamente con la industria local.

El documento detalla que el crecimiento fue particularmente intenso en nueve cadenas productivas clave. Éstas son automotriz, calzado, cárnica, fideos secos, frutas y verduras, láctea, línea blanca, maquinaria agrícola y materiales para la construcción.

Entre enero y agosto, las cantidades importadas de estas cadenas aumentaron 78,5% interanual, y en valor 75,8%. En comparación con 2023,  año sin recesión, las alzas fueron del 37,5% y 55,2%, respectivamente. En conjunto, estos sectores representan casi un tercio del valor total de las importaciones nacionales (27,4%), lo que equivale a US$ 13.700 millones.

El informe de Apyme ofrece un diagnóstico detallado del impacto sobre cada rama industrial. En el sector automotor, las importaciones acumuladas crecieron 77,6% en cantidad y 77,1% en valor. Las motos aumentaron 153% y los colectivos 169%. Mientras que el de calzado, tras la rebaja arancelaria del 35% al 20%, las compras externas crecieron 77% en cantidad. Vietnam, Brasil e Indonesia son los principales orígenes. Por el lado del sector cárnico, las importaciones de cerdo y pollo aumentaron 523% y 633%, respectivamente.

En tanto, el segmento de línea blanca registró que las heladeras importadas crecieron 923% y los lavarropas 2.584%, reflejando la reducción de aranceles del 30% al 25%. Por su parte, en el sector de maquinaria agrícola, el ingreso de sembradoras subió 558%, pulverizadoras 732% y cosechadoras 330%, afectando el entramado metalmecánico del sur santafesino. Y en materiales para la construcción, pese al desplome de la obra pública, las importaciones de sanitarios aumentaron 69% y las de materiales eléctricos 61%. La coincidencia entre sectores de alta generación de empleo y los mayores crecimientos en importaciones preocupa a los analistas. El desplazamiento de la producción local parece inevitable.

Santa Fe, epicentro del impacto

El efecto de la apertura comercial se refleja con fuerza en Santa Fe, una de las provincias más industrializadas del país. Como indicó el Observatorio de Importaciones, desde noviembre de 2023 se perdieron 12.456 empleos registrados, de los cuales el 53% corresponde al sector manufacturero. Las cadenas más afectadas resultaron las  de línea blanca con 832 puestos, maquinaria agrícola con 730, automotriz con 708 y materiales para la construcción con 530.

En total, las nueve cadenas analizadas redujeron su empleo 5,8% interanual, equivalente a 3.145 trabajadores menos. La pérdida fue más severa en las grandes empresas (-9,2%), seguidas por las pequeñas (-6,8%) y las medianas (-2,3%). Paralelamente, cerraron 2.020 empresas en la provincia desde fines de 2023. Del total, 225 eran manufactureras  y 82 pertenecientes a las cadenas industriales. El 90% de las bajas correspondió a pymes, confirmando el sesgo regresivo de la apertura.

Por su parte, el Monitor Comex coincidió en señalar una tendencia nacional. La expansión de las importaciones se concentra en rubros de consumo, mientras las exportaciones industriales pierden dinamismo. Las manufacturas de origen industrial apenas crecieron 3,5% interanual en valor, con una caída del 5,2% en volúmenes exportados. En tanto, los principales productos importados, como vehículos, autopartes, electrónicos y calzado, compiten directamente con la producción nacional. En contraste, las exportaciones se sostienen gracias al agro y los combustibles, no por la industria.

Apertura, atraso cambiario y empleo: una ecuación conocida

Los analistas de Apyme advirtieron que el proceso actual reproduce patrones históricos. “Cuando se combinan recesión, atraso cambiario y desregulación comercial, el resultado es siempre el mismo: pérdida de empleo industrial y cierre de pymes”. El documento recordó que desde los años noventa, cada ciclo de liberalización comercial generó una ola de cierres empresariales. Entre 2015 y 2019 desaparecieron más de 30.000 firmas, entre 2023 y 2025, la tendencia vuelve a repetirse.

En ese sentido, Mario Galizzi (presidente), Adrián Sbodio (director productivo) y Sergio Buchara (director internacional) remarcaron que el objetivo del Observatorio es “proveer información técnica y confiable para fundamentar reclamos y políticas públicas”. “Abrir la economía sin una estrategia industrial es abrir sin red. El mercado no corrige las asimetrías estructurales: las amplía”, sostuvo Galizzi.

El estudio concluyó con una advertencia. Si no se restablecen mecanismos de administración del comercio, incentivos al crédito productivo y protección selectiva a la industria local, la sustitución inversa de importaciones podría consolidarse. Con consecuencias severas para el empleo y el desarrollo regional.

El crecimiento de las importaciones no es solo un fenómeno estadístico: define el perfil productivo del país. Así, las grandes empresas con acceso al financiamiento internacional aprovechan la apertura para importar insumos y bienes terminados. Pero el tejido pyme, que genera siete de cada diez empleos privados,  enfrenta un escenario de contracción.

La pregunta que subyace a ambos informes es política y estructural. ¿Puede Argentina sostener una economía abierta sin una estrategia de desarrollo industrial? Por ahora, los datos son elocuentes: importaciones récord, superávit en retroceso y empleo en caída. El desafío, como advirtió Apyme, será evitar que la apertura se transforme en una nueva ola de desindustrialización.

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