A los 62 RENE ZANATA rompió el récord de velocidad en Rafaela con 309 kph

Superó el récord de Ponce de León en su TC2000

REGIONALES 18 de diciembre de 2019 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
René-Zanatta
René a fondo / foto Castellanos

A los 62 años, con la sana locura de un adolescente, René Zanatta marcó un hito que sacudió las fibras tuercas que hay en esta ciudad, que late con la adrenalina de la velocidad. En una Kawasaki Ninja de 1000 cc y 290 caballos de potencia, el rafaelino emocionó a todos en el autódromo y clavó en los sensores un récord para el recuerdo: 309,446 km/h. «Me acordé de Ero Borgogno, que siempre me decía que era un loco», dijo, apenas se bajó de la moto. CASTELLANOS

Miguel González – Embutido en un buzo de cuero y materiales especiales, elongando para tocarse la punta de las botas con las manos, controlando la presión del neumático delantero, sentado y prestando el índice de la mano izquierda para chequeos médicos de último momento, con un mate en la mano, rodeado del afecto de decenas de rafaelinos que se acercaron hasta el autódromo para verlo en acción una vez más. Así esperó René Zanatta que desde los puestos de control que la Federación Internacional de Motociclismo y la Confederación Argentina de Motociclismo Deportivo instalaron en distintos puntos del autódromo le dieran el visto bueno para salir a intentar la hazaña propuesta: quebrar el récord de velocidad final del autódromo de Rafaela, logrado por Gabriel Ponce de León con un Honda Civic equipado con un motor V8 del Súper TC 2000, marcó 306,383.
El desafío, según contó el mismo René, era algo «privado. La verdad es que no íbamos a darle publicidad, queríamos hacerlo reservadamente, y preparar un video con todos los detalles para presentarlo luego. Trabajamos con la gente de Dunlop y con todos los amigos del equipo, se preparó la fiscalización para tomar todos los registros y ayer (por el lunes) la gente de Atlético comenzó a darle difusión y se armó todo ésto que es muy lindo realmente, vino mucha gente, eso demuestra que en Rafaela hay mucha pasión por la velocidad».
El stand montado por la empresa Dunlop a manera de un box VIP recibió visitas durante toda la mañana. Nadie se quería perder detalle de la prueba. Pero más allá del tejido, también había ansiedad: algunos arrimaron sus autos a la cuerda interna de la chicana uno, otros se pararon en el paredón a la altura del lugar de corte para salida de los vehículos de emergencia, otros se instalaron en las tribunas de tierra. Todos sabían que vendría un instante supremo, cuando el motor de la Kawsasaki, exigido a pleno, pulverizara el récord que era de Ponce de León, pero que tenía un nuevo dueño asegurado: René Zanatta.

Expectativa
Desde temprano se juntó gente en los boxes, para ver los preparativos de la Kawasaki, y también en la recta y cerca del curvón sur, porque muchos prefirieron ver al motociclista doblando con la rodilla izquierda apoyada en el piso en el curvón peraltado de Rafaela, a más de 200 km/h, después de pasar los 300 de velocidad final en la recta.
Y allá fue René, montado en su Kawasaki, a darle rienda suelta a su locura adolescente, con 62 años y el talento intacto que lo hizo brillar en cuanto vehículo de competición se subió, pero sobre todo en las motos, su pasión de toda la vida. En el primer intento dejó estampado en los sensores la marca del récord: 309,446 km/h. Pero hubo otros dos intentos más, donde también superó la marca de Ponce de León pero no llegó a quebrar su propio récord. «Quería hacer otro intento pero me dijeron desde la FIM que parara. Mi objetivo era llegar a 312, pero no se pudo lograr, la moto se plantaba antes de los 310. Le quise sacar los espejos también, pero había que hacer muchos cambios y por razones de seguridad no me dejaron. Me puse un poco nervioso porque vino mucha gente, pero estaba seguro que lo iba a lograr porque ya en las prácticas que hice el lunes había pasado el récord de Ponce».
Sobre la vuelta del récord, René contó que «cuando iba por la mitad del curvón Norte me di cuenta de que esa era la vuelta, venía unos 10 km. por arriba de lo que había andado el día anterior, la moto estaba muy bien pisada, se notaban los neumáticos nuevos. Salí muy firme a la recta. Fue lindo, un placer». Un placer, claro, para él, que disfruta de la velocidad sobre una moto. Y para los rafaelinos que sienten la pasión por los fierros.
Apenas llegado a boxes ya todos sabían que la hazaña estaba consumada. Y René, envuelto en aplausos de admiración y reconocimiento, emocionado, se sacó fotos con los aficionados, con los amigos y con todo el que se arrimara. Ya la Kawasaki no era el centro de las miradas: ahora todos estaban con ese loco de 62 años, de talento inagotable y pasión eterna, que había dejado su marca en el Templo de la Velocidad.

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