Eso que llaman amor: 9 de cada 10 mujeres realiza trabajos no remunerados

En la distribución del trabajo no remunerado, existen marcadas diferencias en género. Las mujeres que realizan tareas de cuidado, domésticas y comunitarias duplican a la cantidad de varones.

EL PAIS08 de marzo de 2023
multimedia.normal.a473ce72a6b85b52.636f727461206d7572616c20325f6e6f726d616c2e77656270

Para las mujeres no hay edad para estar a cargo de las tareas de cuidado. La sobrecarga comienza en la infancia, cuidando a los hermanitos más chicos o atendiendo la casa, y así continuará hasta la vejez. Una exigencia no reconocida e invisibilizada. 

Aunque parezcan prácticas normales, no lo son. Ni siquiera el avance en ciertos debates sociales lograron el cambio cultural necesario para acabar con la desigual distribución de las tareas de cuidado y domésticas entre géneros. 

Con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2021), el INDEC buscó analizar datos sobre cómo los argentinos reparten las horas del día para las distintas actividades cotidianas. Según los datos relevados, en Argentina la diferencia entre mujeres y varones es marcada. Son ellas quienes participan en mayor proporción en trabajos no remunerados, es decir doméstico, de cuidado, de apoyo a otros hogares o voluntario. En total, representan el 91,7%, lo que equivale a 9 de cada 10 mujeres, mientras que a los hombres alcanza en un 75,1%. 

Al desglosar las estadísticas, el porcentaje de participación de las mujeres en los diferentes tipos de trabajo no remunerado es siempre superior. En el trabajo doméstico, un 90,0% frente al 69,1%, en el de cuidado a miembros del hogar, 31,4% frente a 20,3%, y el de apoyo a otros hogares, a la comunidad y voluntario, 9,3% frente a 6,1%. 

También las mujeres los duplican en la cantidad de horas dedicadas. Para ellas el trabajo doméstico implica alrededor de cuatro horas, en cambio para ellos dos. En cuanto a las tareas de cuidados, una mujer utiliza unas seis horas y media, frente a las tres y media de un varón.

De acuerdo al Observatorio de la Violencia y Desigualdades por razones de Género, que generó un informe con los datos del último censo, 2.522.581 de mujeres, entre 18 y 65 años, se dedican exclusivamente a realizar trabajos de cuidados en el ámbito del hogar de manera no remunerada, siendo que para los varones la cifra se reduce a 485.823.

Si bien los varones el porcentaje de hombres que realiza actividades vinculadas al mercado laboral, es mayor, 55,9% y 37,7%, la sobrecarga de tareas cuidados, no las aleja del ámbito productivo, más bien les añade jornadas laborales, obligándolas a tener hasta tres simultáneo. 

“Puede que sigan trabajando en el ámbito productivo o espacio público, pero son más pobres de tiempo, porque tienen más jornadas sobre sus cuerpos, lo que resiente en el cansancio físico, en la salud mental, en la salud integral de mujeres y cuerpos feminizados, que al tener esta sobrecarga de trabajo, tienen muy poco tiempo para el descanso, el ocio y el autocuidado sobre todo”, explica Paola Bonavitta, investigadora del CONICET.  

NO ES NATURAL

Algunas teorías androcéntricas han intentado instalar que a lo largo de la historia de la humanidad, el varón fue el encargado de proveer. Sin embargo, hallazgos recientes, como los restos de una mujer con un “equipo de caza mayor” en los Andes peruanos, puso en jaque está visión.

Para Bonavitta, es en el marco de una sociedad patriarcal, capitalista y colonial, que la división sexual del trabajo establece que las mujeres están relegadas al espacio privado y al trabajo reproductivo; y que los varones se dedican a trabajar en tareas productivas, en el espacio público. “Tiene que ver con los orígenes del capitalismo y de cómo la mujer se va insertando de manera tardía y desigual al mercado de trabajo respecto de los varones, con menos derechos, menos posibilidades, percibiendo salarios inferiores, ya sea por falta de experiencia o por dificultades para su capacitación, o porque culturalmente las mujeres no tenían accesos a ciertos roles destinados de antemano a los varones”, sostiene y continúa:  “Eso fue consagrando relaciones desiguales en el marco de un sistema que va oprimiendo a las mujeres desde todos los frentes, asumiendo que las relaciones de género son preexistentes y que deben ir incorporadas en la relación entre capital y trabajo también de manera desigual”.

FEMINIZACIÓN DE LA POBREZA

Los hogares sostenidos por mujeres son más pobres o tienen más riesgos de serlo. En nuestro país, más de la mitad de los hogares mono-marentales se encuentran bajo la lìnea de pobreza. Así lo expresa el relevamiento del Observatorio de la Violencia y Desigualdades por razones de Género, el cual indica que se trata del 53% y cuyo ingreso es 29,4% menos que en total de hogares.

“El concepto de feminización de la pobreza explica porqué las mujeres están engrosando el número de gente en situación de pobreza. De 10 pobres, 7 son mujeres; eso no es algo natural, es algo cultural, tiene que ver con el patriarcado, con el capitalismo patriarcal, y explica también que los roles de género, la división sexual del trabajo, las dificultades de las mujeres para acceder a la educación, a trabajos dignos, a un sistema de salud digno, sumado a una discriminación histórica sobre los cuerpos de las mujeres. Y que terminan afectando directamente a la estructura social y estableciendo que esa estructura cuando está compuesta por mujeres es más pobre que si lo está por varones”, describe Bonavitta.

Sobre esto, la investigadora insiste que a las mujeres debe sumarse la cantidad de tiempo destinado a trabajos no remunerados, “las triples jornadas laborales con las tareas de cuidado, domésticas y voluntarias”.

“En cambio, cuando el varón tiene hijos o personas a cargo, cuentan con mujeres que se encargan de esos cuidados para que ellos puedan salir a trabajar. Entonces detrás de ellos, siempre hay una red de mujeres que está ayudando a la sostenibilidad de la vida familiar.

En cambio, en el caso de las mujeres, no siempre existe esa red y si existe son también otras mujeres que están en igual situación precaria y de opresión sobre sus cuerpos por este exceso de tareas de cuidado. Esto de ser para otros, estar disponibles para otros, de ser un cuerpo que está siempre atendiendo a otras personas”, afirma.

Te puede interesar
Lo más visto