Caso Nora Dalmasso ¿ El culpable u otro nuevo perejil?

Revista Sur y la dudas sobre un nuevo sospechoso.En vísperas de Navidad, el fiscal Jávega anunció que el parquetista Roberto Bárzola es el nuevo sospechoso del crimen de Nora Dalmasso. A pesar de que fue investigado en su momento, una coincidencia genética lo ubicaría en la escena del crimen.

POLICIALES - JUDICIALES 24 de diciembre de 2024Pérez Darío EduardoPérez Darío Eduardo
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En vísperas de Navidad, el fiscal Jávega anunció que el parquetista Roberto Bárzola es el nuevo sospechoso del crimen de Nora Dalmasso. A pesar de que fue investigado en su momento, una coincidencia genética lo ubicaría en la escena del crimen.REVISTA EL SUR   y las dudas sobre el nuevo sospechoso.

Cuando todo indicaba que el show del viudo Marcelo Macarrón en tribunales se limitaría a la publinota de La Voz del Interior para mostrar su preocupación por la suerte de la “causa por la verdad” que el fiscal Pablo Jávega lleva adelante para determinar quién o quiénes asesinaron a Nora Dalmasso, hoy una primicia del mismo diario convocó a una extraña conferencia de prensa en la que el fiscal apuntó contra Roberto Bárzola, el hombre que hace 28 años arreglaba los pisos de parqué de los Macarrón en la coqueta vivienda de Villa Golf.

Casi en sintonía con el diario, la página web del Ministerio Público Fiscal de la Provincia informó que “una persona de sexo masculino figura como aportante compatible con las huellas genéticas colectadas en cinto de bata que fuera ubicado anudado en el cuello de la víctima y de vello secuestrado en zona inguinal de la misma”.

En contraste con el exasperante silencio que siguió a la espectacular detención del presidente de Estudiantes de Río Cuarto, Alicio Dagatti, hace quince días, el Ministerio Público informó incluso que las hipótesis elaboradas por la Fiscalía a cargo de Jávega le fueron comunicadas a Bárzola, “quien concurrió a la sede de la Unidad Fiscal para ejercer, con la debida asistencia letrada, su defensa material y técnica”.

“Del mismo modo corresponde señalar que, en todo este proceso, la Fiscalía fue rigurosa en garantizar a todas las partes la posibilidad de  observar, controlar  y  controvertir los resultados del cotejo genético referenciado”, añadió el comunicado oficial, con llamativa precisión.

 En la conferencia de prensa anunciada por La Voz del Interior, Jávega confirmó que el nuevo sospechoso es Roberto Bárzola. A esa altura de la mañana, la imagen del parquetista ya circulaba en todos los portales de noticias del país como el presunto asesino de Nora Dalmasso.  

Jávega aportó más dudas que certezas a la hora de explicar a los periodistas cómo seguirá la investigación a raíz del hallazgo genético. Es más, admitió frente a cámaras y micrófonos que ni siquiera constató si Bárzola registra antecedentes penales que pudieran hacer interrumpir la prescripción de la acción penal en su contra. Ese plazo fatal llegó hace tres años, cuando se cumplieron quince del homicidio y Macarrón se encaminaba en soledad a enfrentar un juicio oral y público como  instigador del crimen de su esposa.

Al no haber ordenado su detención, se infiere que Bárzola estaría alcanzado por el beneficio de la prescripción. De lo contrario ningún fiscal dejaría en libertad a una persona acusada de violación seguida de muerte.

Hace dos años Bárzola declaró como testigo en el juicio a Macarrón. Lo hizo casi en los mismos términos que durante la etapa de instrucción. Su testimonio pasó prácticamente desapercibido. Era uno más, aparentemente intrascendente, en la fallida hipótesis de la violación, que tuvo a Gastón Zárate como único imputado y que naufragó al compás de la histórica pueblada conocida como “el perejilazo”.

En ese juicio también declaró Nidia Modesti, la ex presidenta del Ceprocor -que en 2006  dependía del Poder Ejecutivo- que ahora dirige el Centro de Genética Forense del Poder Judicial de Córdoba. “Lo hasta ahora logrado es producto de la labor conjunta e interdisciplinaria entre el Ministerio Público Fiscal y el Centro de Genética Forense del Poder Judicial de Córdoba –con la cooperación del National Center for Forensic Science, Universidad de Florida, EEUU, y la colaboración del Ministerio de Justicia del gobierno de la Provincia de Córdoba”, reza el puntilloso comunicado del Ministerio Público Fiscal.

 Modesti fue tratada como una eminencia por el fiscal Julio Rivero, que la alentó a explayarse para dinamitar la credibilidad y las conclusiones del perito Daniel Zavala, que hasta el día de hoy jura que extrajo semen de la zona íntima del cadáver de Nora Dalmasso y que esas muestras después el FBI determinó que pertenecían a Marcelo Macarrón. Así lo estableció en su momento el laboratorio de Florida, al que ahora volvió a recurrir el Poder Judicial de Córdoba.

Ese mismo laboratorio ayudó a determinar que el ADN que no era del viudo en el cinto de la bata homicida sería de Bárzola. Y que además del cinto de la bata, había un vello del parquetista en la zona inguinal de la víctima. Dos indicios incontrastables que ubicarían a Bárzola en la escena del crimen. Como lo ubicaban a Macarrón cuando fue acusado por el fiscal Daniel Miralles.

Antes, el fiscal Javier Di Santo había descartado la prueba genética que comprometía al viudo a instancias de… Nidia Modesti.  Que, cuando fue consultada por Di Santo, las atribuyó al efecto contagio de los convivientes.

¿Será aplicable ese razonamiento para el hombre que arreglaba los pisos de la vivienda de los Macarrón/Dalmasso y que  por tanto tenía una presencia activa en el  hogar en esos días? ¿O Modesti, activa colaboradora de Rivero en el juicio y de Jávega ahora, cambiará su criterio?

Probablemente nunca lo sabremos. Es casi un hecho que no habrá nuevo juicio porque la causa está prescripta. Irremediablemente prescripta.

Del amante al violador

Si la huella genética es considerada ahora un elemento determinante en la investigación, habrá que revisar los fundamentos de la sentencia que absolvió a Macarrón. Rivero pidió su absolución porque consideró probado que Nora tuvo sexo consentido con una persona conocida. Ergo, caía la hipótesis del sicario. Así lo compartió el tribunal, que hizo suyos los argumentos de Rivero, declaró a Nora víctima de violencia de género y le atribuyó un nuevo e insospechado amante, del que no hay ningún rastro en el expediente.

 ¿Entonces fue un violador? ¿No hubo sexo consentido? ¿Y el sicario? ¿Y el amante?

Con el homicidio prescripto, sin posibilidad de condenar a nadie, el hallazgo genético del fiscal Jávega y su curiosa conferencia de prensa implican una condena mediática sin sustento procesal. Pero no despeja ninguna de las preguntas que siguen sin respuesta en la causa: ¿quién llamó al bar Alvear para intentar suspender la cena de Nora con sus amigas? ¿Quién revisó el celular de Nora el domingo al mediodía, cuando la víctima llevaba más de 24 horas muerta? ¿Por qué los Macarrón/Lacase desviaron la investigación hacia los supuestos amantes de Nora?

A pesar de ser un dato duro, científico, aparentemente incontrastable, la resolución del crimen de Nora Dalmasso sigue siendo incierto.

Si no hay justicia, al menos que haya verdad, sería el razonamiento de esta extraña etapa del caso Dalmasso. Pero todavía falta mucho camino por recorrer, aunque algunos medios hayan dictado ya su veredicto condenatorio a quien posiblemente sea un nuevo perejil.
 

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