Arroyito: se enteraron que iban a ser padres el día que nació Isabella

Un caso de embarazo tríptico y una fascinante historia de Diario del Pueblo.

REGIONALES 25 de agosto de 2020 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
581a3-beba
La familia completa -Foto Diario del Pueblo.

Un caso de embarazo críptico se dio en la ciudad de Arroyito. Natalí Cejas y Gustavo Bazán hacía tres años que buscaban ser padres, pero nunca imaginaron que se enterarían el mismo día en que nacía su hija. DIARIO  DEL  PUEBLO.

“La verdad que fue una sensación muy fea pensar que no pudimos disfrutar del embarazo en ningún momento ni tener los cuidados necesarios durante los nueve meses, podrían haber pasado muchas cosas malas”, comienza diciendo Gustavo, el joven papá que llevó a su esposa al hospital el 2 de junio, después de una noche larga en la que no había podido dormir por los dolores y se dio con que entraba a césarea.

“Había que hacer la cirugía de manera urgente, para tratar de salvarle la vida al bebé que hacía horas quería salir”, agrega Gustavo, sin entender nada de lo que estaba pasando en ese momento.

Lo que pasó con esta pareja es un caso de embarazo críptico, término que se usa en las mujeres que no saben que están embarazadas hasta -incluso- el momento del parto. Lo habitual es que ante la falta de la menstruación, la mujer se realice una prueba de embarazo, sea un test o un análisis. Allí, cuando el resultado es positivo, acude a su ginecólogo para la realización de la primera ecografía que termine de confirmar la gestación.

Con períodos irregulares, a Natalí no le extrañó en nada no menstruar. Fue en agosto de 2019 que la joven concurrió a un Centro Médico de la ciudad para realizarse un control rutinario ginecológico. Allí fue atendida por una doctora tocoginecóloga que le sugirió una serie de estudios, en los que se detectaron una serie “de anomalías”, según expresó la profesional, basando en ello el tratamiento a seguir.

Natalí se hizo todos los estudios solicitados y siguió atendiéndose con la médica. En diciembre le pidió análisis de sangre y orina, pero nunca se detectó el embarazo. En enero, los análisis de sangre daban que los parámetros de prolactina correspondían a una embarazada, pero la médica negó esa situación en la paciente, y tomó ese exceso de prolactina como un “problema” que se tenía que bajar, señala Gustavo.

Al mes siguiente, a la mujer se le realiza una resonancia para ver la glándula cerebral que produce la prolactina. El neurólogo dijo que todos los resultados eran normales. La doctora volvió a pedir muestras de sangre y orina, donde la prolactina seguía subiendo “a pasos agigantados por lo que comenzó a medicarla para bajar ese índice”, cuenta el esposo.

Con la reiteración de estudios y análisis, y diagnósticos que incluían infección urinaria, continuaron los meses siguientes en la vida de esta pareja. La doctora también se embaraza y comienza la cuarentena, por lo que los controles hasta mayo se los hizo por Instagram: “La última consulta fue seis días antes del parto, donde la doctora no volvió a responder”, manifiesta el joven.

Fueron nueve meses sin un solo control por embarazo, donde pese a los índices de la prolactina a la profesional nunca se le ocurrió pedir un análisis de embarazo o una ecografía.

 ¿Y la panza?

Escuchar el relato de esta joven pareja no deja de asombrar. Los embarazos crípticos no son comunes, y conllevan el peligro de transitar la gestación sin los controles médicos necesarios, donde se realiza la suplementación con ácido fólico para reducir el riesgo de defectos del tubo neural, y se hace un cribado de anomalías de los cromosomas y malformaciones fetales mediante ecografías y otros estudios. También se controla la diabetes gestacional y otras enfermedades propias en el embarazo, que podrían producir desde un retraso de crecimiento fetal a una muerte materna o fetal.

Nada de eso existió durante los nueve meses de embarazo de Natalí porque nunca supo que su hija crecía en su vientre. Además de la falta de menstruación que no llamó su atención por sus períodos irregulares, Natalí no tuvo panza: “Los médicos que la atendieron después nos dijeron que la beba se había formado en la parte de arriba de la panza, de cola, por eso no se formó la panza habitual de una mujer embarazada”, explica el esposo.

Si bien los embarazos crípticos no son comunes, tampoco son desconocidos, dándose uno cada 2.500 gestaciones.

 

El nacimiento

El 1 de junio, Natalí comenzó con fuertes dolores por lo que Gustavo la llevó a la guardia de la Clínica Regional de Arroyito: “En la guardia la doctora le puso un inyectable y le dieron sertal cada seis horas si el dolor continuaba, haciéndonos volver a casa”, relata el esposo. “Esa noche no pude dormir de los dolores, por eso a las 9 de la mañana, Gustavo me llevó al Hospital Municipal, donde no le permitieron ingresar por el protocolo Covid-19. Cuando la doctora me revisó, pidió una ecografía urgente, detectando el embarazo de 40 semanas de gestación”, detalla la mujer.

Fue recién en ese momento que Natalí supo que sería mamá en cuestión de minutos, y al mismo tiempo se enteraba Gustavo por los médicos que le decían que su mujer debía ser sometida a una césarea de urgencia “para tratar de salvarle la vida al bebé que hacía horas quería salir”, cuenta el hombre aún consternado por el momento que les tocó vivir.

A las 11.30h del 2 de junio, Natalí y Gustavo se convertían en papás de una hermosa beba que hizo de todo para nacer y vivir, demostrando su garra y fortaleza. Contra todos los pronósticos y ante la incertidumbre de los jóvenes padres que no entendían nada de lo que había pasado, Isabella Milagros llegó a sus vidas para llenarlos de felicidad.

 

 

“No teníamos ropita, ni nada. Asi que las enfermeras del hospital nos prestaron”, recuerda el papá.

El posparto fue muy doloroso para Natalí que hasta necesitó transfusiones de sangre debido a su anemia: “Por momentos hubiera deseado dejar de existir antes que sufrir tanto, pero mi hija me dio las fuerzas para seguir peleándola y salir adelante”, comparte la mamá quien a los días tuvo una nueva recaída y debió ser internada nuevamente: “Recién al mes y medio fui mejorando y empecé a disfrutar de mi hermosa hija”, dice con emoción y orgullo porque si hay algo que Isabella demostró es su espíritu de lucha y perseverancia.

“Los médicos nos dijeron que teníamos que agradecerle a Dios, que no hay chance de que algo así salga bien”, relata el papá.

Y si los propios papás no sabían que Isabella existía, mucho menos los familiares. Gustavo pudo llamar a su madre para contarle que Natalí no estaba bien y pudo ir a acompañarlo mientras le realizaban la cesárea a su esposa. Después llegaron su padre y sus hermanos: “Cuando el doctor me felicitó por ser padre de una hermosa nena que ellos mismos habían llamado Milagros, nos abrazamos todos y nos pusimos a llorar. Era el sueño de mis padres tener una nieta, y por cierto, es la primera que tienen”, cuenta Gustavo y comparte su emoción.

En el caso de Natalí, su familia es del Km 658, asi que la noticia a sus familiares se la tuvo que dar por teléfono: “No salían del asombro, pero por el Covid-19 y los protocolos no pudieron viajar”, lamenta el joven.

A la abuela y al tío les tocó la tarea de salir a comprar los pañales, el bolso, la primera ropita, y todo lo que Isabella Milagros necesitaba: “Yo estaba en estado de shock”, asume Gustavo.

Y agrega: “Mi señora estuvo una semana internada. El primer mes nos instalamos en casa de mis padres ya que ella casi no podía moverse y mi madre nos ayudó con los cuidados de la beba. Recibimos muchos regalos de gente que nos aprecia, ajuares, ropa, cuna, moisés, cochecito. En ese primer momento me ocupé de la recuperación de Natalí ya que ella necesitó de muchos cuidados y mi mamá nos ayudó muy mucho con la beba”, dice agradecido.

Ahora, mamá y beba están muy bien de salud, y la joven familia disfruta de compartir su día a día, pero consideran que lo que pasó fue una “negligencia médica” que podría haber tenido otro final, por eso iniciarán las acciones legales correspondientes contra la médica-

Te puede interesar
Lo más visto