San Francisco y el Síndrome de la Cabaña : el peligro que los gobernantes se enamoren de la cuarentena

Con o sin Covid19 al final la ciudad tendrá que salir a la calle. Para los que tienen el ingreso asegurado , una tentación.

LOCALES 06 de mayo de 2020 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
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Temor ante la idea de volver a salir a la calle. Angustia por retomar nuestras obligaciones más allá del hogar. Sensación de que en casa tenemos todo lo que necesitamos, de que no pasaría nada si se alargara este confinamiento unas semanas más… Este tipo de realidades psicológicas definen lo que en psicología conocemos como «síndrome de la cabaña», algo que curiosamente, está afectando a un buen número de personas. EN SAN FRANCISCO  EMPEZANDO  POR  LOS  FUNCIONARIOS, SIGUIENDO  POR LOS QUE  TIENEN  EL SUELDO ASEGURADO Y TERMINANDO  POR  MUCHAS  PERSONAS  SIN  DISTINCIÓN.

Puede que a más de uno le sorprenda… ¿Quién no va a desear tomar contacto nuevamente con el mundo externo, con la calle, con la luz del sol y el amable relieve de nuestros pueblos y ciudades?

La evidencia dice que son cientos los hombres y mujeres que a día de hoy experimentan angustia ante ese momento en que deban cruzar el umbral de su casa.

Ahora bien, algo que debemos aclarar en primer lugar es que esta, es una sensación normal. No estamos ni mucho menos ante ningún trastorno psicológico. El simple hecho de haber pasado tantas semanas confinados habitúa a nuestro cerebro a esa seguridad que encontramos entre las cuatro paredes del hogar.

A ello, debemos añadirle otro factor: el coronavirus no ha desaparecido, el riesgo de infección sigue presente y es comprensible que el temor al contagio eleve aún más la inseguridad y la angustia por salir al exterior.

El síndrome de la cabaña o el cabin fever es un tipo de experiencia que se viene conociendo desde principios del siglo XX. Profundicemos en ella.

 

Síndrome de la cabaña ¿en qué consiste?
El síndrome de la cabaña empezó a describirse clínicamente en 1900. Eran muchos los cazadores o buscadores de oro del norte de Estados Unidos que solían pasar meses enteros en sus cabañas aprovechando determinadas épocas.

El aislamiento solía hacer mella en ellos de muy diversas maneras. Negativa a volver a la civilización, desconfianza ante el contacto de otras personas, aumento del estrés y la ansiedad…

Este tipo de sintomatología también era bastante común entre el personal que solía hacerse cargo de los faros antes de que se automatizaran. En la actualidad, y dada la situación de confinamiento por la que estamos pasando, los psicólogos han recuperado el síndrome de la cabaña o el fenómeno del cabin fever para poder entender mejor esa realidad que ahora mismo, están viviendo muchas personas. Analicemos en qué consiste.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de la cabaña?
Una de las características más comunes de este síndrome es la letargia. El hecho de sentirse cansado, el entumecimiento de las piernas y los brazos, el hacer siestas largas e incluso la dificultad para levantarnos por las mañanas, suele ser algo habitual.

Por otro lado, también se pueden experimentar síntomas cognitivos: problemas para concentrarnos, fallos de la memoria…
La falta de motivación también es recurrente.
Antojo por determinados alimentos para aliviar la ansiedad.
El síndrome de la cabaña también se manifiesta junto a un cuadro emocional muy concreto: tristeza, temor, angustia, frustración…
Por otro lado, la característica más evidente es el miedo a salir al exterior. No obstante, a menudo, las personas pueden declarar simplemente que no les apetece salir todavía, que están bien en casa de momento y que tienen todo lo que necesitan.
Tengo miedo a salir tras el desconfinamiento ¿qué puedo hacer?
El síndrome de la cabaña se está manifestando con más frecuencia de la que pensamos en estos momentos. Tanto es así, que ya disponemos incluso de una escala desarrollada en la Universidad de Pekín, con el fin de evaluar la incidencia de este factor entre la población.

Sea como sea, hay algo evidente: experimentar esta sensación no resulta agradable; sobre todo, porque quien lo sufre solo se encuentra con las voces de quien ansía recuperar su vida, la normalidad y salir a la calle. Es importante, por tanto, que entendamos y respetemos a quien, de momento, no ve con ilusión poner el pie en el exterior.

Estas son algunas dimensiones que deberíamos tener en cuenta.

Date tiempo, lo que sientes es comprensible
Lo señalábamos al inicio. El síndrome de la cabina no es un trastorno psicológico. Describe solo una situación emocional completamente normal ante un confinamiento de varias semanas.

No alimentes por tanto más miedos y angustias imaginando que estás perdiendo el control de la situación. Lo que estás experimentando es comprensible dada la situación.

La clave está en darte tiempo. No es obligatorio salir hoy si no lo deseas, puedes ir haciendo pequeños intentos. Basta con que hoy salgas solo hasta la puerta y la abras sin llegar a salir. Mañana puedes dar unos pasos y volver. Pasado, ya puedes intentar dar un paseo.

Rutinas y objetivos
El cerebro necesita rutinas para gestionar el tiempo, para sentirse seguro y evitar dar espacio al pensamiento excesivo. En este caso, y para reducir el efecto del síndrome de la cabina, debemos reducir el tiempo de descanso, evitando ante todo pasar mucho tiempo en la cama o haciendo siestas.

Diseña una rutina y cúmplela. Una donde distribuir obligaciones laborales o del cuidado del hogar, tiempo para alimentarnos de manera saludable, tiempo para hacer ejercicio y lo que es más importante, debes establecer también esos momentos en que saldrás al exterior.MENTE  ES MARAVILLOSA

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