Cavernícolas: perversidad en la redes del asesino y curiosos sin límites ante la muerte ajena

Un asesino que jacta en la redes ,curiosos que husmean en la redes. Nos creemos libres y democráticos, pero somos cavernícolas en pleno siglo 21.

LOCALES 06 de diciembre de 2019 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
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La  crueldad  y  perversidad de los  seres  humanos siempre  estuvieron, pero con la  redes  sociales  quedan al desnudo de  una manera  cruda  y  violenta. Desde que Tobías Stayolo  cayó  herido de muerte  en la vereda de la escuela  Roca,  los  impresentables  curiosos activaron  sus  celulares  para transmitir  en  vivo   la  cara más oscura  de la  muerte ,  incluyendo el  sospechoso de ser el asesino.

El  apuntado  como el homicida,  luego de huir no  paró de publicar  en la  redes  su  acto  de  maldad "estoy  brillando" , fue  uno  de sus  posteos. Tremendo  indice de  crueldad  es infrecuente  y  propia de una mente  enferma  y  destructiva. Extraño mundo digital  donde  un asesino " está en algún lugar"buscado  por la policía y conectado  con el resto  del  mundo,  disfrutando  su  macabro momento.

Fue  muy irritante  ver  como una horda  de  curiosos  no  paraban  de  transmitir  en vivo por  face  los desesperados intentos  para reanimar a Tobías o   los  desgarradores gritos   de sus  amigos  y  familiares.Por  momentos  los policías  no  podían contener a  gentes de  todas las  edades , sedientos  ver  la  escena del crimen.

¿ Que  pasa por  la mente de un curioso  perverso?

Cabe decir que la persona que muestra curiosidad morbosa no siempre es consciente de ello. A veces quiere satisfacer una necesidad personal de saber detalles, pero sin intención de molestar o de ofender. Esto no quiere decir que no tengamos que pararle los pies cuando convenga. Por otra parte, la curiosidad morbosa no radica en la pregunta o comentario, sino a la actitud que hay detrás. La misma pregunta se puede hacer con fines terapéuticos o de ayuda sincera.

Por qué se produce
 Cuando alguien nos viene a preguntar por la enfermedad, o por el tratamiento, o por cómo estamos viviendo la situación, el motivo de hacer esta pregunta puede ser para ayudarnos a nosotros o para ayudarse a sí mismo. La curiosidad morbosa hace que la intención de ayudarnos quede como algo secundario, en detrimento de su deseo de saber algunos detalles. Por lo tanto es una cuestión de prioridades.

Esta misma curiosidad también la vemos en otras situaciones, como los accidentes de tráfico, las desapariciones de personas, o cualquier cosa que alguien morboso crea que puede provocar sufrimiento. Para ellos, «alimentarse» con estos detalles relacionados con el dolor, o con las secuelas, es más importante que la molestia que puedan causar preguntando.

A veces utilizan esta información para protegerse psicológicamente. Cuánto más cruel sea un detalle, más tenderán a pensar «esto a mi no me ocurrirá, porque voy con más cuidado«. Las personas creemos estar más protegidas de lo que realmente estamos para no vivir constantemente con miedo. Por ejemplo: los curiosos pueden querer saber muchos detalles sobre una persona con cáncer de pulmón para después concluír «a mi todo eso no me ocurrirá porque no fumo«. Está claro que algunas de estas creencias son erróneas.

Distinguir la curiosidad morbosa
Distinguir la curiosidad morbosa no siempre es fácil. A menudo la manifiestan personas con las que llevamos mucho tiempo hablando, por lo que ya nos hemos acostumbrado a tratar con ellas. El cáncer no hace que nos planteamos si hay que cambiar la forma en que nos comunicamos con esta persona. Pero algunas características nos pueden hacer sospechar que la pregunta surge de la curiosidad morbosa:

La información que nos piden es poco útil. Que nos pregunten a qué hora tenemos visita al médico puede ser útil por si nos pueden acompañar. Pero que nos pregunten por el contenido de una pesadilla no sirve para nada.
La persona parece que ya sepa la respuesta y sólo la quiera confirmar: «Debes de levantarte muchas veces por la noche para ir a vomitar, verdad?«.
Se hacen varias preguntas morbosas y no sólo una.
La persona muestra avidez por tener las respuestas que quiere y, cuando ya las tiene, cambia de tema o se va.

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