
Consejos simples para disfrutar de la magia otoñal
Menudo de pollo, fideos de mala calidad. La contrapartida las miniempresas locales de comidas verdes. La macrisis y la malnutrición.
Historias San Francisco21/09/2019El precio de alimentos como las frutas y las verduras ha aumentado un 500 % durante los últimos años en la maldita Macrisis . Si comparamos la evolución de precios de algunas frutas, hortalizas o tubérculos, con uno de los componentes usuales en la comida basura como es el azúcar, vemos cómo todos los alimentos básicos son más caros que los azucarados. la estrategia de la gran industria.
Hoy en San Francisco los pobres están más gordos que los ricos, más de la mitad (sobre)vive comiendo harinas de mala calidad y polenta de maíz.Todos los días un miserable menú donde frutas y verduras no existen , salvo la papa que per-se no aporta lo que deberían el resto del mundo vegetal El sector más pudiente se vuelca a comidas verdes-integrales preparadas por un sinnúmero de microempresas que las promocionan en las redes, aunque por el desastre económico, buena parte de la clase media compra en lugar de 1kg de peras , 3 peras , en vez de 1kg de lechuga , una plantita de las más chicas.
Los datos demuestran que, en las últimas décadas (desde 1983), el precio de la fruta fresca y verdura se ha incrementado más que el azúcar y derivados, y las gaseosas , por poner dos ejemplos de comidas y bebidas insanas.¿ Quién con un sueldo de 15 mil puede preparar una tarta de puerros para alimentar a cuatro bocas hambrientas?
La mala alimentación no es en absoluto un tema frívolo o de conducta individual, sino que tiene causas estructurales y efectos dramáticos en las vidas y derechos de millones de personas. Así, la OMS señaló en su último informe a la obesidad como la crisis de salud más importante a nivel mundial a la que nos enfrentamos y como la principal causa mundial de las discapacidades. El informe indica que el principal factor de riesgo que está reduciendo la salud de la población es el alimentario. Por encima del tabaco, el alcohol, las drogas, etc..
La expansión de las políticas neoliberales a nivel global han provocado una expansión global del problema de la mala alimentación, del que la obesidad y el sobrepeso son la cara más visible. Sin embargo, ante este enorme problema comprobamos año tras año la ineficacia de la respuesta desde las administraciones públicas, que se empeñan en seguir la estrategia y argumentario de las grandes corporaciones. Este no es otro que repetir hasta la saciedad que no es un problema social, sino un problema de hábitos individuales de vida, pasando por tanto la carga del problema al individuo aislado.
Por el contrario, es evidente que necesitamos urgentemente políticas públicas que puedan corregir los efectos externos negativos derivados del consumo de estos productos, y una de las medidas más efectivas y claves para ello es establecer una política de impuestos que mejore el acceso a una buena alimentación, que restrinja el consumo de mala dieta y que por tanto que evite que el coste social recaiga sobre una parte de los consumidores, los más pobres.
En la Unión Europea de hecho, ya se está utilizando un gravamen distinto en función de distintos alimentos, pero obviamente no está siendo utilizada con el objetivo de mejorar la dieta y actuar sobre los alimentos que, consumidos en exceso, están generando los problemas de salud asociados a la mala alimentación. En nuestro San Francisco la crisis provoca obesidad por el consumo obligado de harinas y arroz, ambos de baja calidad.
Podríamos preguntarnos, ¿quién pierde por el hecho de que la fruta fresca tenga un IVA del 0% y sin impuestos provinciales ? ¿Parecería que todo el mundo gana, no? Desde los productores hasta el consumo. La explicación está en los intereses del lobby de la industria alimentaria.¡ No puede ser que un kilo de frutillas cueste 100 pesos , no puede ser ¡
Como consecuencia, por el momento las clases populares siguen colaborando a los beneficios de estas grandes empresas a costa de su salud, mientras las clases adineradas pueden seguir disfrutando del derecho a la alimentación, sana y adecuada. Una idea de Javier Guzman.
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Los que corren por plazas y parques tienen algo en común, casi siempre se corre en sentido contrario a las agujas del reloj. Y cuando algún corredor ” lo hace de forma diferente se le ve como un “outsider” que no cumple las reglas no escritas del código runner. Da igual el país al que viajes, vayas donde vayas siempre verás gente corriendo de la misma forma
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