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POLÍTICA - ECONOMIA19/05/2024La metalmecánica y la construcción son los sectores más afectados por la profunda recesión económica. El escenario es “una película de terror”, cuenta un empresario a La Nueva Mañana, mientras la principal acerera del país detiene su producción
Debajo de los equilibrios que en el gobierno festejan como goles se cuece una espesa realidad. El contraste es llamativo. Mientras la inflación, aún alta, continúa marcando la senda de la desaceleración y el tipo de cambio se mantiene estable, los principales indicadores productivos muestran un deterioro flagrante.
Así lo evidencia el uso de la capacidad instalada de la industria que, según Indec, acumuló en marzo su cuarto mes de caída interanual. El reporte oficial da cuenta que sólo se utilizó el 53% de la estructura productiva disponible. Producto de la recesión económica, los doce sectores fabriles observados presentaron valores en rojo en comparación con marzo del 2023. De todos ellos se destaca la metalmecánica que fue el que más cayó al haber utilizado solo el 38% de su capacidad (20 puntos menos que hace un año atrás).
Un dato a destacar al ser los talleres metalmecánicos proveedores de múltiples sectores de la industria. son una correa de transmisión de las unidades productivas en crisis por la falta de demanda, en donde el parate de la obra pública nacional hizo gran parte. Pero no solo la construcción es intensiva en la demanda de hierro, chapas, láminas y alambres, entre otros derivados de las industrias metálicas. La industria línea blanca junto con la automotriz también lo son y sus niveles de actividad van para abajo.
“A nivel nacional se vienen perdiendo más de 7 mil puestos de trabajo” desde diciembre último, enfatizó ante La Nueva Mañana el secretario general de los metalúrgicos de Córdoba, Rubén Urbano. La caída de ventas más la promesa de apertura importadora para diferentes manufacturas industriales hizo que las fábricas planchen su producción o directamente la contraigan. “Donde está pegando más fuerte es en los electrodomésticos línea blanca. En Córdoba hemos tenido problemas con Mabe (NDR: ex Drean que despidió 200 trabajadores en la planta de Luque) en la producción de lavavajilla”, señaló a este medio.
La baja de las ventas de lavarropas y lavavajillas afecta a toda la cadena de valor. Por lo que “el efecto derrame de la recesión también impactó en una fábrica de motores que despidió a 40 trabajadores”, especificó Urbano. Pero no es la única cadena afectada, en las fábricas de grifería y el sector autopartista también se advierte profundos números en rojo. Para Urbano esto ocurre porque “no hay interés en la industria. Evidentemente no está en la agenda del presidente. A pesar de que todos sabemos que sin industria no hay nación”.
La recesión no deja resquicio sin penetrar en el país. Durante la semana se dio a conocer que, consecuencia de la crisis que atraviesa al mundo productivo, la acerera Acindar parará su producción por segunda vez en el año. Desde la empresa explican que el haber llevado el gobierno la obra pública nacional a cero y con la obra privada en bajo nivel tienen un excedente de producción. Ocurre que desde la principal siderúrgica de Argentina se produce más de la mitad del hierro de construcción usado en el país que hoy no tiene demanda.
Con una capacidad instalada de 1,7 millones toneladas anuales, Acindar prevé para este año producir menos de la mitad. En efecto se trata de una depresión que afecta a miles de trabajadores. Concretamente serían 3 mil los trabajadores afectados que entrarán en un esquema de suspensiones, mientras que otros mil puestos de trabajo de diferentes unidades productivas que ofician de proveedores también quedaron bajo pronóstico reservado.
Al interior de la cámara que nuclea a las constructoras más importantes de Córdoba sostienen que la realidad del sector se asemeja a “una película de terror”. Las obras paradas a nivel nacional se contabilizan en más de 4 mil y aún no tienen claridad de que vayan a reactivarse próximamente. “Imaginá lo que puede pasar si ni siquiera se activa las obras de mantenimiento de rutas, hospitales, escuelas… es insustentable”, comentó un importante empresario del sector.
En el mundo de la construcción se da una particularidad típica de contextos de crisis profunda: actores antagónicos como trabajadores y empresarios comparten el diagnóstico en un 100%. Los une la depresión, con efectos diferentes, claro está. “Si a principio de año teníamos incertidumbre, ahora tenemos certeza: se ha parado toda la obra pública a lo largo y ancho del país”, dijo a La Nueva Mañana el secretario general de la UOCRA, Néstor Chavarría, quien contabilizó en 100 mil los puestos de trabajo directos perdidos, solo en el segmento formal.
En efecto, al ser la construcción un sector dinamizador que demanda productos de otros sectores al emplear, caños, pintura, cales, yeso, hierro, maquinarias, entre otros, incorporando en la ecuación el empleo indirecto vinculado a la construcción, habría más de 600 mil empleos afectados, comentan en el sector. En Córdoba, según el dirigente de UOCRA, serían más de 40 mil entre directos e indirectos.
Además, alertó sobre otro fenómeno, dado que el empleo informal se mantiene o, inclusive, hasta aumenta un poco, el equilibrio histórico entre trabajadores formales e informales se rompió. El sector pasó de tener 6 asalariados registrados cada 10 trabajadores de la construcción a “un 50% de trabajadores que están hoy en el circuito informal”. Lo cual significa que se precariza el empleo de la construcción en este contexto de caída de la actividad.
En suma, mientras de la mano de la recesión, el cepo y el atraso de los principales precios de la economía el gobierno logra moderar la inflación y estabilizar el dólar, el anverso de ello es desolador: se retrae la actividad industrial, aumenta el desempleo, se demandan menos alimentos, se desploman las ventas de electrodomésticos y se consume casi 10 kg menos de carne por habitante que el año pasado, por mencionar solo algunos indicadores. Los indicios de una reactivación aún no se ven.
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