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SECCIONES - OPINIÓN25/06/2022El mercado laboral es el ámbito donde confluyen la oferta y la demanda de trabajo, es el punto donde la formación académica y las necesidades funcionales de las organizaciones se encuentran o al menos deberían encontrarse. En San Francisco, afirma Sarita Rocha, el 80% de las entrevistas laborales no cumplen ni mucho menos superan las expectativas de los potenciales empleadores. Uno de los motivos es el escaso o nulo vocabulario que manejan los jóvenes.
Como en la mayoría de los aspectos de la vida, la primera impresión es la que cuenta. Es decir, como se desenvuelva el candidato en la entrevista será una pequeña muestra de cómo se desenvolverá a futuro en el puesto. La fluidez y claridad de su discurso en esa primera reunión será suficiente para determinar si se corresponde con la búsqueda. Aun así, los postulantes a un empleo tienen muchas dificultades para manifestarse y puede ser esa una de las principales razones por las que a chicos entre 18 y 25 años les está costando ingresar al campo laboral.
Según Sarita Rocha, encargada del Estudio Rocha y Asociados, uno de los principales problemas detectados en las entrevistas es la falta de vocabulario. Un denominador común que se da no sólo en chicos de 18 años, egresados del secundario, sino también en jóvenes recientemente recibidos de carreras universitarias. “Ante la pregunta, ¿qué podés ofrecerle vos a la empresa?, responden `nada, no sé, si me enseñan aprendo”, ejemplifica la mujer, basándose en diálogos con los entrevistados.
Con Usted y no con Vos
“Hoy estamos con problemas graves, por ejemplo cuando hay que seleccionar una secretaria o un secretario de algún profesional importante que tenga un par de años, no lo pueden tratar de usted, no les sale tratar de usted. No lo tienen incorporado”, asegura Sarita. Además sostiene que es un problema que viene de la escuela secundaria, dónde lo permiten, entonces después cuando salen al mundo laboral, éste no está viviendo el mismo proceso de laxitud, al contrario, cada vez hay mayor cantidad de exigencia a cómo nos dirigimos, cómo nos comunicamos.
Es muy común que los jóvenes traten de igual a un superior porque éste sea de la misma edad, cuando una de las cosas más valorables en una empresa es la capacidad de comunicación con los diferentes mandos, aunque sean pares . “Habitualmente, en las organizaciones conviven tres generaciones, entonces hay que tener un nivel de comunicación común entre ambas, más aun si hay personas grandes como jefes”, explica Rocha.
Una constante en la mayoría de los jóvenes entrevistados es que conocen de memoria los derechos que poseen, incluso antes de ingresar a la empresa, sin embargo desconocen sus deberes como trabajadores. Dice Sarita al respecto: “Los derechos que tienen los conocen absolutamente, pero los defienden mal, porque al no conocer sus obligaciones es un problema, discuten sobre algo sin sentido”.
La obligación más discutida y que tiene que ver con la ley de contrato de trabajo y la prevención de accidentes es no poder tener el celular o los auriculares puestos con música. También están quienes piensan algo increíble tener que cumplir un horario laboral, o justificar faltas con certificados médicos en tiempo y forma o quizás estar en una capacitación si su puesto lo amerita.
Diferentes formas de comunicarse
Quizás las nuevas tecnologías junto a las redes sociales y las más diversas formas de comunicarse tengan que ver con la pobreza de vocabulario. Pues saludar, preguntar, contar algo y despedirse en unos pocos caracteres suena difícil, aun así la “economía del lenguaje” lo hizo posible. “Yo creo que las nuevas tecnologías son una forma de comunicarse diferente, no creo que los chicos hoy se comuniquen menos, ahora están más comunicados. Sucede que están perdiendo la gimnasia de hablar frente a frente”, sostiene la mujer.
El problema radica en la pérdida de las conversaciones personales, que no es propio de la edad, sino de la era digital en que estamos inmersos. Comunicarnos, ponernos en contacto con alguien es cada vez más sencillo, la cuestión se hace insostenible cuando la charla es cara a cara, pues a muchos si no tienen un teclado o un celular enfrente, les resulta imposible. Según Sarita, a los más jóvenes les cuesta muchísimo conectarse con los cinco sentidos.
En la mira : Jabones, postrecitos , papel higiénico y sidras.
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