
1 Mayo :Las 4 sanfrancisqueñas que se cansaron de trabajar como esclavas y conmovieron Argentina
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En horas de angustia por la suerte corrida por el submarino San Juan, viene a recuerdo una de las peores tragedias navales de Argentina .Ocurrió en 1949 y se cobró la vida de dos marinos sanfrancisqueños.
Historias San Francisco20/11/2017Una tragedia nacional que conmocionó a San Francisco por la muerte de dos marineros locales.
En el mes de septiembre de 1949 se produjo un luctuoso hecho dentro de la historia naval argentina que golpeó profundamente a la opinión pública: el hundimiento en los canales fueguinos del rastreador Fournier. El saldo final de ese naufragio fue de 76 víctimas fatales, de las cuales sólo 9 pudieron ser rescatadas; 67 cuerpos permanecen aún en ese sarcófago de acero que yace en el fondo del mar. Entre los que murieron en la tragedia se encontraban dos jóvenes marineros oriundos de San Francisco, Milton Henry Silva, marinero y Sixto Capdevila, suboficial segundo. La ciudad quedó paralizada por el terrible accidente y a los pocos meses se levantó un monumento ubicado a pocos metros del ingreso histórico del cementerio local. Durante décadas no faltaron las flores para ellos, hoy el sitio va camino hacia el olvido, sólo queda un ancla simbólica entre un fuente de piedras resecas por el paso del tiempo.
La historia de del barco que protagonizó una de las mayores tragedias de la Armada Argentina.
Esta unidad era el segundo buque de la Armada Argentina con ese nombre, recordaba a César Fournier, marino francés que luchó bajo el pabellón de las Provincias Unidas del Río de la Plata durante la guerra de la independencia y contra el Imperio del Brasil. La nave había sido botada el 5 de abril de 1939 en los astilleros San Fernando y formaba parte de una serie de rastreadores fabricados en el país que sirvieron en la Flota de Mar de la Armada Argentina. El Fournier comenzó sus actividades en la Marina el 13 de octubre de 1940, pasando a integrar la Escuadrilla de Rastreo y Minado de la Base Naval Puerto Belgrano. Su primer comandante fue el teniente de navío Ernesto Del Mármol.
Desde 1948 integró la División Rastreadores de la Zona Naval Marítima. En marzo de 1949 asumió el comando de la nave el capitán de corbeta Carlos Negri. En agosto de ese año, como en todo su tiempo de servicio, el Fournierfue destacado “de estación” en Ushuaia a fin de efectuar tareas de apoyo. Algunas de las instrucciones dadas a su comandante el 18 de julio de 1949 eran realizar períodos de seis días de “Reconocimiento” consistentes en patrullado, vigilancia, control de caza y pesca marítima, operaciones de registro y ayuda a los pobladores alejados de Ushuaia.
El 16 de septiembre la nave zarpó de Ushuaia rumbo a Río Gallegos, tomando los canales fueguinos y arribando a ese puerto el 17. A bordo se encontraban el suegro y cuñado del comandante, el Dr. RaúlWernicke (renombrado profesor de la Universidad de Agronomía) y su hijo, quienes regresarían a Ushuaia a bordo del Fournier. Después de permanecer en Puerto Gallegos durante tres días y aprovisionarse de víveres, el rastreador inició lo que fue su última singladura.La nave zarpó de Puerto Gallegos el 21 de septiembre de 1949 en un viaje de rutina hacia Ushuaia, su base temporal de operaciones mientras permaneciera de “buque de estación”. Para travesía su comandante optó por tomar la ruta de los canales fueguinos.
El Fournier era esperado en Ushuaia después del día 22 y, al no tenerse noticias del mismo, fue destacado un avión de la Gobernación hacia la zona donde podía haber navegado el rastreador. La exploración no se realizó con buques ya que no se contaba con las cartas actualizadas. Al transcurrir dos días sin noticias ni contactos con el navío, el Comandante de la Zona Naval Marítima ordenó a la Fuerza Aeronaval de la Zona Naval Marítima que destacara una unidad para cooperar con la búsqueda aérea ya que el avión de la gobernación no obtuvo resultados. A partir de ese momento se ordenó la formación de una patrulla de exploración formada por remolcadores, fragatas y aeronaves para ubicar al rastreador o, en el peor de los casos, hallar los restos de un naufragio.El objetivo de la misión fue buscar al rastreador Fournier, explorando con buques sobre una derrota en los canales fueguinos y, con aviones navales bahías, senos, pasos y caletas del archipiélago sobre una derrota normal y probable.
A pesar de las tramitaciones realizadas por la Cancillería argentina con su par chilena para permitir el vuelo de aviones navales sobre los canales fueguinos, dos unidades argentinas fueron obligadas por aviones chilenos a aterrizar en Punta Arenas. Superado este inconveniente diplomático los aviones navales esperaron la mejoría de las condiciones meteorológicas para seguir su búsqueda.Una vez arribadas a la zona del probable accidente del Fournier las naves de superficie y los aviones de la Armada Argentina comenzaron la búsqueda, pero las condiciones meteorológicas imperantes no permitieron abarcar una zona más extensa. En base a las suposiciones, fueron destacados buques a los canales fueguinos; la boca oriental del estrecho de Magallanes y cercanías del Cabo de Hornos.
El día 3 de octubre la estación de comunicaciones transmitió que un avión argentino había avistado restos de un naufragio en Punta Cono, ante esta novedad fueron destacados los buques Bahía Blanca y al Sanavirón hacia ese punto. Ese día, durante la tarde, se encontró en esa área dos lanchas rotas del Fournier, un cuerpo no identificado y un salvavidas. A partir de este hallazgo se comenzaron a enviar naves hacia la zona probable de naufragio. De los relojes encontrados en dos cuerpos se observó que estaban detenidos a las 04:20 y 04:25, presumiéndose que el accidente se produjo minutos antes.
A los cadáveres hallados por un poblador chileno frente a la caleta Zig-zag, se la sumaron dos cuerpos hallados por las naves argentinas a orillas del canal San Gabriel. La base de la Fuerza Aérea Chilena en Bahía Catalina informó al Lautaro que en la película tomada por un vuelo de exploración aparecía en forma difusa algo que parecía ser una balsa con varios cuerpos en su interior. Una patrulla enviada por el buque chileno halló a 20 metros de la playa un bote con cinco cuerpos sentados en la borda, con los pies hacia adentro, abrazados y acurrucados unos contra otros. Los cadáveres estaban vestidos con capote y ropa de abrigo, pero a pesar de ello su piel estaba ennegrecida por el intenso frío. Los cuerpos fueron trasladados al Lautaro, donde se los acomodó en la toldilla (popa), y fueron cubiertos por una bandera chilena; desde allí el patrullero tomó rumbo a Punta Arenas.
Las autoridades de Punta Arenas habían dispuesto los honores al primer cadáver identificado y más tarde fueron rendidos al resto de los cuerpos hallados. Los mismos fueron trasladados a la morgue para ser embalsamados con formalina y más tarde se los envió a la iglesia matriz.
Los diarios del día 5 de octubre dieron a conocer a la población la comunicación del Ministerio de Marina sobre el hundimiento del rastreador Fournier. El Poder Ejecutivo Nacional dispuso, mediante un decreto, que se declarara el duelo nacional por tres días, suspendiéndose el tedéum y actos programados para el 12 de octubre. Asimismo se ordenó la organización del homenaje a la llegada de los cadáveres de los tripulantes hallados y que la bandera nacional permaneciera a media asta durante 3 días.
El día de la llegada de los restos una gran multitud se dio cita en el puerto de Buenos Aires, a decir de los diarios hubo “una gran adhesión del pueblo, representado en el puerto por millares de personas”. Las autoridades nacionales, encabezadas por el Presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón, se hicieron presentes en el recibimiento de los cuerpos en dársena norte; al término de los actos programados el cortejo se dirigió al predio de la Escuela de Mecánica de la Armada y durante su trayecto una gran multitud se dio cita en las calles para brindar el póstumo homenaje a los marinos.
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