Banco de horas:Trabajar hasta 12 horas diarias y en lugar de cobrarlas extras , se descuentan de otros días laborables

Desorganiza el tiempo libre de los empleados

EL PAIS11/11/2025Pérez Darío EduardoPérez Darío Eduardo
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La reforma laboral del gobierno introduce el llamado “banco de horas”, una figura que permite a las empresas reorganizar los horarios y los descansos de los trabajadores según sus necesidades productivas. Es, en realidad, una avanzada contra el derecho al descanso y la organización de la vida obrera. El caso de Metalsa, en Pacheco, expone un antecedente dónde se quiso imponer esta modalidad. Por Omar Rombolá, para Karne de Máquina.

 
El nuevo orden del tiempo
En el proyecto de reforma laboral impulsado por Javier Milei, la “canasta de horas” —también llamada “banco de horas”— permite que las empresas acumulen las horas trabajadas por encima de la jornada habitual para compensarlas luego con descansos o jornadas más cortas.

En lugar de pagar las horas extras con recargo del 50 % o el 100 %, esas horas se depositan en una cuenta individual del trabajador que la patronal podrá “devolver” cuando convenga a la producción.

El resultado es evidente: el tiempo del obrero deja de pertenecerle y pasa a formar parte del capital disponible de la empresa.(El Destape)

La reforma laboral que impulsa el Gobierno incorpora el artículo 197 bis a la Ley de Contrato de Trabajo (LCT), habilitando a los convenios colectivos a acordar modalidades flexibles de jornada. Se introduce el banco de horas como alternativa al pago de horas extras, con requisitos específicos

Flexibilidad o sometimiento
El discurso oficial presenta el cambio como “modernización” o “adecuación a los ciclos productivos”: el empleador gana libertad para mover horarios, cambiar francos, exigir turnos extendidos o suspender descansos según la demanda.

La vida personal, el estudio o la familia se vuelven variables dependientes del cronograma empresarial.

En la práctica, la “canasta de horas” desdibuja los límites entre trabajo y vida, descanso y productividad.(La Izquierda Diario)

 

El antecedente de Metalsa
En la autopartista Metalsa Argentina S.A., ubicada en El Talar de Pacheco, partido de Tigre, sobre la Autopista Panamericana, los conflictos por la organización del tiempo de trabajo no son nuevos.

Durante 2014 y 2015, los trabajadores denunciaron que la empresa —con aval del sindicato— intentaba imponer un esquema de “banco de horas” que flexibilizaba horarios y eliminaba el pago directo de las horas extras.

Ignacio “Nacho” Serrano, delegado de un sector, encabezó la resistencia en la asamblea dónde la UOM intentó hacer votar a los trabajadores la modalidad del Banco de horas, y fue despedido junto a varios compañeros, en un episodio que incluyó cortes en la colectora y movilizaciones frente a la planta.

Tras una larga lucha que incluyó una demanda judicial, Nacho logró su reincorporación, pero el mensaje disciplinador quedó grabado en la planta: quien cuestione la administración patronal del tiempo va a ser perseguido.

Este antecedente es importante tenerlo en cuenta aquí. La UOM junto a esta multinacional mexicana intentó imponer la Canasta de horas, la Reforma laboral venía una vez más a partir de un acuerdo entre la burocracia sindical y la patronal. (Resumen Latinoamericano, 2015; MinutoUno; La Izquierda Diario)

 

El tiempo como territorio de disputa
No se trata solo de una cláusula en un convenio. Se trata de la propiedad del tiempo humano.

La “canasta de horas” implica que el descanso, la vida familiar, el ocio y la salud quedan subordinados al ciclo del capital.

Donde antes existía el derecho a una jornada limitada, aparece la lógica del saldo: horas que se deben, horas que se recuperan, horas que se pierden.

El trabajador se convierte en un reloj vivo que marca el pulso de la producción, sin control sobre su propio tiempo.

. (Photo by Luis ROBAYO / AFP)
Conclusión
La “canasta de horas” que impulsa Milei precariza.

Destruye la frontera entre trabajo y vida, erosiona el descanso y reordena la existencia obrera al compás del capital, una clase trabajadora vigilada por el reloj y privada del derecho más elemental —disponer de su propio tiempo.

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