Odisea inquilina: sube la oferta de alquileres en San Francisco, pero también los precios

A siete meses de que el Presidente Javier Milei presentara su mega DNU, el sistema inmobiliario ha tenido muchos cambios y ha dejado muchas más dudas, especialmente para los inquilinos. Ya antes de asumir el mandatario había adelantado que iba a derogar la ley de alquileres, argumentando que afectaba a aquellos más vulnerables que no podían "cubrirse". 

Si bien el presidente insiste en que la desregulación ha traído más oferta, esto no significa una baja en los precios ni una mejora en el acceso a una vivienda. Ya sea que tengas que comenzar a negociar un contrato nuevo o que tengas que aumentar tu contrato con el índice ICL, si entró en la ley, para muchos sanfrancisqueños el alquiler se vuelve un verdadero infierno.

¿Y en San Francisco cómo andamos?

De acuerdo a los datos del último censo en San Francisco, existen 30.290 viviendas y unos 69.047 habitantes, es decir que hay una casa cada dos personas. El déficit habitacional afecta a alrededor de 5.000 familias, que no solo deben cubrir una canasta alimentaria inflacionada, sino que al no ser propietarios deberán cubrir alquileres y expensas muy altos para sus salarios depreciados. Para muchos hogares esto significa tener que elegir entre comer o pagar el alquiler.

En nuestra ciudad, en promedio, el costo del alquiler de una casa con dos dormitorios y todos los servicios ronda entre 250 mil y 320 mil pesos; mientras que un departamento de una habitación se ubica entre 120 mil y 180 mil pesos, dependiendo de la ubicación y los servicios que tenga.

En cuanto a la tendencia local, los contratos se celebran en su mayoría por períodos de dos años, con aumentos cada tres o cuatro meses y diversos índices de adecuación.

Canastas Inquilina: ¿cuánto tengo que ganar para alquilar y no ser pobre?

Desde Inquilinos agrupados crearon la Canasta Inquilina, que calcula el valor de la Canasta Básica Total elaborada por el INDEC con los valores de alquileres y expensas correspondientes a la Encuesta Nacional Inquilina para Julio del 2024.

Para una persona adulta sola, el monto de ingreso mensual necesario para cubrir la Canasta Inquilina fue de $649.556, mientras que una pareja necesitó $1.052.0947 y una familia de 4 personas necesitó $1.507.276 pesos. Mientras tanto, el salario mínimo, vital y móvil (SMVM) actual es de apenas $234.315.

¿Qué significa el aumento de la oferta entonces?

De acuerdo a un informe de Reporte Inmobiliario, la oferta de propiedades creció 151,9% con relación al mismo mes del año pasado. Sin embargo, este aumento de la oferta no ha tenido el efecto prometido en los precios de los alquileres. 

Sobre las razones del aumento de la oferta, Maximiliano Vittar  de Inquilinos Córdoba mencionó varios factores, entre los que destacó los problemas de ingreso de los inquilinos y una baja en la demanda inmobiliaria del sector turístico.

“Esa mayor oferta no está teniendo una correlación con la demanda. Hoy, festejar parece excesivo. La verdad es que no sé si el inquilino está pudiendo elegir, porque hoy lo que está sucediendo es que se están hacinando”, sostuvo el director de Inquilinos Córdoba.

En tal sentido, graficó: “Aquel estudiante que pensaba con sus primeras experiencias laborales tener una cierta independencia, y se iba a vivir solo, ya no lo puede hacer, Entonces, vuelve a la casa de los padres. Las familias que en algún sentido estaban viviendo de manera separada, se hacinan y por eso hay dos grupos viviendo en una misma unidad habitacional”.

Hacinamiento Forzado

Este hacinamiento se da principalmente en aquellos hogares que tienen un contrato firmado durante el periodo de vigencia de la ley de alquileres y que actualizan su contrato con el índice ICL.

Por ejemplo, una familia que en julio de 2023 alquiló una vivienda de dos habitaciones por $160.000, al actualizar el monto al año deberá hacerlo con un ICL de 247,56%. Esto eleva el monto del alquiler a $556.098.

Con costos más altos que sus sueldos, muchos deben dar de baja anticipadamente sus contratos y pagar una multa por hacerlo; y volver a la casa de los padres, pero esta vez con hijos y pareja.