La verdadera razón por la que algunas personas toman agua de la fuente en la Plaza Cívica.

“Piraña”, que así se llamaba el prestamista más voraz de  San Francisco, oyó hablar un día de un colega suyo apodado “Mano Dura”, de quien se decía que era el Rey de los Avaros,dueño de una montaña de dólares, euros y Lebacs.

Quiso comprobarlo por sí mismo, y se trasladó a la casa donde vivía “Mano Dura”.

Cuando tocó la puerta de su preciosa casa , el as de los avaros acababa de levantarse.

— ¡Buen día, amigo “Mano Dura”! —le dijo “Piraña”, como si fuera un viejo amigo suyo. Alguna vez(hace unos años) habían compartido una marcha contra el cepo que impedía comprar dólares sin límites.

— ¡Bienvenido a mi casa! —Respondió el colega —. Tendrás que disculparme unos segundos, mientras me termino de cambiar.

— Tómate el tiempo que quieras —replicó “Piraña”.

— No mucho, porque el tiempo es oro —dijo, sonriendo irónicamente, “Mano Dura”.

El Rey de los Avaros fue al baño, hizo caer unas gotas de agua( no muchas ,porque había escuchado en la radio, que la AMOS aumentó un 30% la factura ) y con ellas se lavó la cara y los ojos. Luego, se peinó los pocos cabellos con los dedos de su mano abierta.

Terminado el breve aseo, “Mano Dura” se sentó en un gran sofá, invitando a su visitante a que hiciera lo mismo.

— Tú dirás, estoy a tus órdenes —dijo luego al visitante.

—He oído hablar de tu inigualable virtud de ahorrar y quiero tomar algunas lecciones de tu ciencia. A cambio, te enseñaré algunos de mis secretos.

— Bien —sonrió “Mano Dura”—. ¿Has desayunado? Pues hoy tengo el gusto de invitarte a desayunar. El ahorro nunca debe estar reñido con la cortesía.

Y los dos avaros se dirigieron una conocida confitería del Bv 25 de  Mayo,  para servirse un buen desayuno. Pero, al pasar por la panadería, preguntó “Mano Dura”:— ¿Qué te parece, amigo “Piraña” si en vez de desayunar en el Café compramos unas facturas  y gastamos menos? —

—De acuerdo, se come igual y gastamos menos planta..jejeje.—Asintió Piraña

— ¿Tiene hoy buenas facturas   recién hechas? preguntaron al entrar a la Panadería,.

— Tan suaves como la manteca —respondió el interpelado.

— ¿Qué te parece, amigo “Piraña” si en vez comprar  pan , gastamos menos  y compramos un pan chico de manteca —dijo “Mano Dura” a su compinche—

Fueron a comprar la manteca para desayunar a una despensa de la zona. “Mano Dura” dijo a la vendedora:

— Buenos días, señora. ¿Tiene Ud. buena manteca , en pan chico y en oferta?

— Tan fina como el aceite —contestó la mujer.

— ¿Qué te parece? —Preguntó “Mano Dura” a su camarada—. Puesto que el aceite es tan fino como la manteca podemos comprar aceite del que está en promoción y cuesta un 5% menos que la manteca.

— ¿Es bueno tu aceite que está de oferta? —preguntó “Mano Dura”  a la señora que atendía el mercadito.

— Desde luego, y tan puro como el agua —respondió la vendedora.
— ¿Qué te parece, camarada? —Dijo “Mano Dura” a su acompañante—. Puesto que el agua es tan pura como el aceite, vamos a desayunarnos a la fuente de la Plaza Cívica.
Y a la fuente de la Plaza Cívia  se fueron los dos avaros, muy satisfechos de haber encontrado un desayuno tan increíblemente económico. Mezclados con unos perros de la calle, que lengueteban el agua de la pileta, se desayunaron en el piletón . Bebieron como unos sedientos en el desierto, y luego se despidieron con grandes muestras de afecto los inefables avaros.

“Piraña” regresó a su pueblo satisfecho de haber conocido y comprobado que, efectivamente, su colega bien merecía el título de “Rey de los Avaros”.

*Algo así me contaba mi papá Gubbins, cuando era chiquito.