"No puedo pagar el alquiler, me voy a vivir al galponcito de la casa de mis padres "

Fernanda  es una mujer de 40   que  que hace casi 20  años , vive sola  y  alquilando  por varios  de San Francisco, está acostumbrada a peregrinar por las  inmobiliarias , pero jamás vivió lo  de este octubre  de actualizaciones, de contrato , búsqueda garantías  y plata para los adelantos.

Muy triste . habló con FM90.7  "Por primera vez, tengo que volver a vivir con mis  padres, en un galponcito del fondo que mi  papá tiene sus herramientas, todo  que no puedo  pagar la actualización  del contrato , se me vá de 140  a 305 mil,  sumale un mes de garantía  y  otro par hacer el contrato.. imposible ".

F. contó  como  ambientan el galponcito para vivir con su hija de 8 años  "Tiene techo de zinc , será de 4x4 (metros), ya improvisamos una cocinita  y  un barral con una cortina de baño para separar de las camas , por si viene alguien a visitarnos" y agregó " Vamos a usar el baño de mis padres, no queda otra , gracias a Ellos  no  quedamos  en la calle. Siempre alquilamos  un departamento con todas la comodidades, siempre pude pagarlo. Trabajo en negro  en  gastronomía, gano 450 mil, si pagamos 305 mil de alquiler no podemos comer, ni pagar la luz".

Las casita de sus padres  tiene dos dormitorios y uno de ellos lo ocupa una hermana menor que no consigue trabajo  para emanciparse . F. remató  la charla " Esto es una locura, nunca pensé que pasaría esto, Yo  voté a Milei  y espero pueda mejorarno la situación , esto es muy triste",

La relevancia que tomó el alquiler en tiempos de crisis fue creciendo con el paso de los minutos, en los últimos cuatro años. Y un estudio reciente del sitio especializado Zonaprop dejó algunos puntos en evidencia.

El caso puntual de la renovación de un contrato de alquiler marcó algunas tendencias, al dejar como resultado que el 37,6% de los encuestados debió cambiar de propiedad debido al incremento de los precios.

Dentro de ese camino, se supo que más de uno de cada cuatro argentinos, en promedio, “hasta volvió a la casa de sus padres” ante la imposibilidad de persistir en el carácter de independencia.

Dentro de quienes se mudaron, casi la totalidad debió cambiar de barrio para conseguir un inmueble, apuntando a zonas más económicas.