Desde Mirta a Macri pasando por nuestros lectores disparen : contra el choripan

Los critican en público, lo comen en privado y ni que hablar en la cancha. Modismos con sabor a tontería.La mirada de Página 12

POLÍTICA 15 de mayo de 2021 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
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Desde el propio ex presidente Mauricio Macri hasta la conductora Mirtha Legrand, pasando por  Luciano Stoppani Y MUCHOS DE LOS QUE COMENTAN EN LAS REDES DE FMR90.7 apuntaron en concreto a una teoría vieja como la arena: que los manifestantes van motivados por el "choripán y una gaseosa". El discurso caló tan hondo que el sábado, durante la movilización en Plaza de Mayo o en la Plaza Cívica en respaldo al Gobierno, no fueron pocos los manifestantes que destacaban: “Acá no hay choripán, ni cerveza”,   o como dijo Stoppani,  "  Ni  choripanes, ni colectivos"

La potencia que tiene la palabra choripán sólo se puede equiparar con la potencia que tiene el sabor de un buen ídem. Esa combinación perfecta de un pan bien horneado, crocante por fuera y tierno por dentro, con un chorizo asado a conciencia, sin que se queme ni quede demasiado jugoso, es uno de los inventos gastronómicos mejor logrados. Es un símbolo de la argentinidad, un orgullo nacional, un motivo para enamorar turistas extranjeros ávidos de conocer el alma de estas tierras al sur del mundo. Es, además, medianamente barato y fácil de hacer. Tiene una multitud de seguidores y un buen número de especialistas. Aunque algún cardiólogo podría excluirlo de una dieta sana por su alto contenido graso y todos los nutricionistas lo desaconsejen por las casi 800 calorías que aporta, no debe existir un solo argentino mayor de cinco años que no haya disfrutado de un buen choripán. Y ahí la cuestión es absolutamente transversal. Atraviesa edades, clases sociales, gustos gastronómicos y estilos de vida. Entonces, ¿qué les pasa a esas señoras mayores que marcharon  alguna vez rumbo a la Plaza de Mayo o en la Plaza Cívica de  San Francisco,  para manifestar semejante encono contra el choripán?, ¿qué lo llevó al ex presidente de la nación a remarcar como algo positivo la falta de este símbolo nacional en la marcha a su favor?, ¿qué comen los integrantes del gobierno nacional y sus adláteres cuando se juntan a deglutir un asado?

No todas las preguntas tienen respuesta, pero estas de acá arriba quizás sí. Es muy posible que los manifestantes macristas que el sábado a la noche salieron a patear la calle asocien al choripán con el peronista o con cualquier manifestación popular. Y todo lo que tenga que ver con el peronismo (excepto Santilli y Ritondo) es feo, sucio, malo. “Soy democrática y buena”, decía el cartel que sostenía una sexagenaria vestida de seda y con peinado reciente de peluquería. “Sin choripanes y sin micros”, decía otro cartel rodeado de banderas argentinas sostenidas por manos que podrían servir para una propaganda de una joyería de la calle Libertad. La idea es diferenciarse, sentirse superior. Si ellos comen choripán, yo como sushi o cualquier ensalada que tenga rúcula entre sus ingredientes. No importa que el choripán sea más rico. No. Nada importa. Si los feos, sucios y malos comen eso, yo como otra cosa.

 El choripán es uno solo. Lo que hay es un dogma enarbolado por el tilingo  medio que pretende mirar por encima del hombro al que está del otro lado de la grieta. Tanto es así que a alguno de ellos se le ocurrió el adjetivo “choriplanero” para expresar su desprecio hacia el que piensa diferente. Y el presidente abona a ese dogma con declaraciones que agrandan la grieta, estigmatizan a todos los que se manifestaron en marchas multitudinarias a lo largo de todo marzo y privan a sus seguidores de saborear uno de los manjares más exquisitos de la gastronomía popular.  PAGINA  12.

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