Caída en la cobertura de vacunas infantiles y peligro por enfermedades que puedan reaparecer

Sarampión,coqueluche y polio,el regreso más temido

EL PAIS16/11/2025Pérez Darío EduardoPérez Darío Eduardo
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Caída en la cobertura de vacunas infantiles
La vacunación infantil en Argentina registró en 2024 una de las caídas más pronunciadas en las últimas décadas. Los datos disponibles muestran que, en todo el país, menos de la mitad de los niños recibió las dosis obligatorias correspondientes al ingreso escolar, lo que implica un descenso de entre 6 y 12 puntos porcentuales en comparación con el año anterior. Entre los preadolescentes de 11 años se registró una baja similar, y algunas vacunas, como la del refuerzo contra la polio, alcanzaron niveles históricamente bajos, con apenas un 47,6% de cobertura, muy lejos de 84% recomendado por organismos internacionales.Esta situación generó preocupación en el sistema sanitario nacional, ya que el país venía de un largo período de control de enfermedades transmitidas por virus y bacterias que, tras décadas de vigilancia estricta, parecían definitivamente contenidas. Sin embargo, el derrumbe de la cobertura amenaza con revertir esos logros y dejar nuevamente expuesta a la población infantil.

Las causas de este retroceso son múltiples y se retroalimentan entre sí. Por un lado, se observa un proceso de desinversión estatal nacional que debilitó las campañas de inmunización y redujo la capacidad operativa de los vacunatorios. A esto se suman la interrupción de controles y refuerzos durante la pandemia, que afectó la continuidad de los esquemas y erosionó los vínculos entre las familias y los servicios de salud. Por otro lado, la desinformación y las dudas médicas -incluso dentro de ciertos sectores profesionales- contribuyeron a generar confusión y desconfianza, lo que disminuyó tanto la recomendación activa por parte de algunos pediatras como la disposición de las familias a vacunar. También influyó el cambio metodológico en la medición de coberturas, que, si bien unificó criterios técnicos, llevó a percepciones equivocadas sobre supuestas mejoras que no reflejan la realidad del derrumbe en el ingreso escolar.

Con este escenario de fondo, la pérdida de la inmunidad de grupo, o efecto rebaño, se vuelve especialmente preocupante. Este fenómeno -fundamental en salud pública- se produce cuando una proporción elevada de la población está inmunizada, lo que dificulta la circulación de los patógenos y protege de manera indirecta a quienes no pueden vacunarse por razones médicas o de edad. La historia demuestra que la vacunación masiva es una de las estrategias más efectivas y éticas para alcanzar este nivel de protección. Sin embargo, cuando la cobertura desciende por debajo de los umbrales recomendados, el efecto rebaño se debilita y las cadenas de transmisión vuelven a activarse. El brote de sarampión registrado este año en el Área Metropolitana de Buenos Aires es una muestra del riesgo que implica perder esta barrera.

En el plano de la salud pública, la disminución en la cobertura incrementa la probabilidad de brotes y exige mayores esfuerzos de vigilancia epidemiológica, lo que presiona aún más a un sistema ya debilitado. En las escuelas -espacios de alta interacción y circulación viral- este riesgo se amplifica, ya que basta un solo caso importado para reintroducir enfermedades que estaban controladas. Las vacunas que mostraron caídas pronunciadas, como la triple bacteriana acelular o la meningocócica, protegen contra patologías capaces de causar hospitalizaciones graves, secuelas permanentes e incluso la muerte. Por este motivo, el descenso no solo compromete la salud individual, sino que aumenta la carga para los centros de atención primaria y los hospitales.

A nivel social, la baja vacunación también genera desigualdad. Las familias con menos recursos suelen depender del sistema público de salud y tienen menos margen para enfrentar enfermedades prevenibles o sus consecuencias económicas. La vacunación gratuita y universal funciona como un mecanismo de equidad, ya que protege a quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad y reduce costos asociados a tratamientos, ausentismo escolar y laboral, y sobrecarga hospitalaria. Cuando la cobertura se desploma, esta función protectora se debilita y las brechas se amplían.

Frente a este panorama, los expertos coinciden en la urgencia de implementar una estrategia integral que combine inversión, educación y comunicación. Es necesario fortalecer los servicios de atención primaria, adaptar las campañas a los contextos locales e involucrar a líderes comunitarios para recuperar la confianza perdida. Del mismo modo, es importante contrarrestar la desinformación con información precisa y accesible, que recuerde el impacto positivo de las vacunas en la historia y la responsabilidad ciudadana de sostener la inmunidad de grup 



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