El maestro del retrato y el rey de los penales

El arte de Quaglia y el mito de Pichina

SECCIONES - ARTE & ESPECTÁCULOS 08 de diciembre de 2020 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
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OSCAR  FRABICIO  QUAGLIA  es  uno de  los  mayores exponentes  en  la  historia  cultural  de  San  Francisco  y  uno de  los  mejores  retratistas de Argentina ,  su  fama  trascendió  las  fronteras  argentas.  Talentoso, peronista y  con un corazón  que  le  trasplantaron  hace  12  años  ,  rescata  del  olvido  a personajes  que  eran  parte  del  paisaje  sanfrancisqueño  en  el  paso del tiempo, como  el  caso  de PICHINA ( Héctor Raúl Goyenechea), un  ser   digno  de  un cuento de  Alejandro Dolina  o  un  relato  del  Negro  Fontanarrosa  , Quienes  conocieron  a  Pichina  se quedan  sin palabras  ante  el  retrato,  es  como  tenerlo  vivo  y  ante  sus  ojos. 

O.F.Q.  capta  el adn  de  Pichina en su  obra ,  camisa  siempre  desabrochada    y  una  sonrisa con  mas  colmillos que dientes.La  mirada  en  modo-deja vou como  anticipando  su  partida , 100 % del   personaje popular de  los años setenta  hasta  su muerte ,

Toda la  vida de  Goyenechea era  el  Club  El  Tala , fanático  imprescindible  en la barra eterna  junto  a su  gran  amigo,  Hugo  Allasino. Era  un experto  en  basquet ,  el  fan  número 1  de  la selección  local , a  tal  punto  que en una bicicleta  de paseo  se fue  a  Villa  María  para un  provincial  , en  épocas  que la  Liga  Nacional  no existía  y  San Francisco  era  el único  que sacaba  chapa  tapa  frente  a  la  omnipotente  ciudad  de  Córdoba, los  162 kilómetros los  remó  a medias con Oscar  Salinas,  su  compadre , un  rato  pedaleaba  uno  y  el otro  sentado  en la  parte trasera  ( cuenta la  leyenda  que Salinas se  quejaba porque  Pichina  no  quería  salir del portaequipaje)

Los penales  de  Pichina

Quienes  desde  niños  lo  enfrentamos ,  tenemos  el  recuerdo  grabado a fuego como era  su técnica  para ser imbatible  de  los  12  pasos. No  era  gran  atajador,  pero a  su  turno  y sin  sacarse  los  pantalones  negros  de vestir,  se paraba  cerca  de  la  pelota,   la  mirada  fija en el  arquero. Acto  seguido  se  desabrochaba  la  camisa  blanca y  tomaba  una  carrera  corta, al  más  puro estilo  Sergio Ramos , La clave  era un   freno de  menos de un segundo antes de impactar el balón, con su  víctima jugada a un palo o  quieta,  remate  seco  a  ras  del  piso, fuerte  como  pocos  y  a cobrar,  porque se  jugaba  por  mucha plata.

Pichina  se cansó de ganar campeonatos  de penales  en  toda  la región,  algunos dicen  que  los domingos  por  la  tarde(todavía) se  juega,  como se hacía en Luxardo ,  sede inmortal de los  penaltys . Era tan  bueno   que  muchas  veces  los  pateó  con  zapatos de  suela y  siempre  con  pantalón  largo.

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El maestro Oscar  Quaglia  confirma  que  en  un  retrato siempre hay  algo más de lo que se ve,  conviven  dos  personas,  el  retratado  y  el artista. 

FOTO  EL PERIÓDICO . Junto  al  mítico  Hugo Allasino, cuando estuvieron a punto de ganar el PRODE.

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