Vuelve el abanico : El altísimo costo de prender el aire por un rato lo hace prohibitivo

Caro y puede provocar el salto de categoría

EL PAIS08/10/2024Pérez Darío EduardoPérez Darío Eduardo
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 La actualización de las tarifas y la reducción por segmentación de los subsidios al servicio eléctrico significaron un golpe importante al presupuesto de los hogares en lo que va del año, y en ese escenario con la previsión de un verano caluroso con temperaturas incluso por encima de la media, prender el aire acondicionado puede resultar casi prohibitivo.Los expertos  de IPROFESIONAL midieron  los costos.

Los más expuestos al salto en las facturas de luz serán, sin dudas, aquellos usuarios que conforman el segmento N1, es decir, los de mayor capacidad económica que afrontan casi el costo pleno del valor de generación, transporte y distribución, sin subsidios. Son esos hogares y comercios los que deberán atender el nivel de consumo que demanda un equipo de climatización y el costo-beneficio de encenderlo determinada cantidad de horas al día.

Usar el aire acondicionado, prohibitivo: cuánto cuesta según las horas
 

 
En un ejercicio de simulación, se puede aislar el consumo que representa un aire acondicionado según la potencia de refrigeración, el nivel de eficiencia energética y la cantidad de horas que se lo mantiene funcionando al día, en una temperatura de uso de 24 grados, es decir, la recomendada por las autoridades y las empresas del sector eléctrico.

Así, un usuario N1 que posee un aire acondicionado básico de 2.200 frigorías, de etiqueta de eficiencia Clase A –la más alta del mercado equivalente a un equipo de tecnología inverter- que utiliza el equipo durante seis horas diarias, tendrá un consumo de 0,8 Kw/h lo que a fin de mes equivaldrá a una demanda de 151 Kw.

Este nivel de consumo sólo por la climatización, equivaldrá a un tipo de usuario R2 con un costo en la factura final con impuestos de $19.960 adicionales al resto del consumo de los artefactos y luminarias del hogar, lo que puede significar en la sumatoria un salto de categoría de usuario y, en consecuencia, de los valores de costo fijo y costo variable a facturar.

 
Ese mismo usuario, en caso de decidir tener una climatización durante más horas del día, por ejemplo 12, tendrá por caso 303 Kw/h de consumo con un adicional en la factura de $37.756; y si -en un ejemplo casi extremo- mantiene el aparato funcionando 18 horas al día tendrá una demanda de 454 Kw/h con un plus en la factura de $64.457, pero ya en categoría R3.

Pero si cuenta con un equipo más potente, el consumo y el gasto se elevan, naturalmente. Por ejemplo, para un aire de 3300 frigorías la demanda pasa a ser de 1,09 Kw/h y al final del mes de 201 Kw/h, esto es un gasto de $25.814 mensual. Si el aire acondicionado es de los más potentes que se consiguen en el mercado para uso hogareño con la más alta eficiencia energética hoy disponible, la demanda será de 374 Kw/h y el costo en la factura de 46.069 pesos.

 
Como referencia para realizar un cálculo de aproximación por parte de cualquier usuario sin subsidio, se puede decir que un equipo de 2.200 frigorías en caso de ser utilizado sólo una hora al día, sumará al mes en la factura unos 25Kw y unos $3.986; mientras que si es de 3.000 frigorías pasará a 33 Kw/h y $4.920 y el de 5.600 frigorías a 62 Kw/h y un costo en factura de $8.303 finales.

Las cuentas se deben rehacer en el caso de que el equipo de climatización no sea etiqueta A, sino de menor cuidado del consumo y que se extiende a niveles B, C, D ó E, lo que también impactará el incremento de la factura a fin de mes. De la misma manera hay que atender si se trata de un usuario N2, es decir con menor capacidad de pago y por consiguiente mayor cobertura de subsidio, o N3 correspondientes a los niveles medios, cada uno con un cuadro tarifario diferenciado.

Cómo evolucionaron las tarifas
 


El sistema tarifario de los servicios energéticos está en un largo proceso de revisión en los últimos años en procura de cubrir los costos de generación, transporte y distribución, pero fue desde la llegada del Gobierno de Javier Milei que se aceleró esa actualización por valores que alcanzaron a septiembre el 898% en el caso del gas y el 156% en la energía eléctrica.

A pesar de estas cifras, para muchos argentinos el cálculo puede sonar a poco en vista de facturas cuyos aumentos alcanzaron las cuatro cifras, algo que se debe complementar con el análisis del efecto de una irregular reducción de subsidios, el impacto según la segmentación y el redordenamiento de las categorías de usuario que modificó las escalas de consumo y en consecuencia los cargos fijos y variables correspondientes.

Con problemas para la cobertura de gas en el invierno y de la electricidad en el verano, el atraso crónico de las tarifas durante las últimas dos décadas explicó, según el Gobierno y las empresas del sector, la falta de obras de infraestructura para un abastecimiento seguro, eficiente y a precios justos para los distintos segmentos de usuarios.


Tal fue el descontrol, que en el último trimestre de este año se dará lugar a la discusión de la Revisión Tarifaria Integral (RTI) que permitirá trazar el ajuste quinquenal de los servicios. Se trata de un procedimiento que debería realizarse cada 5 años, pero que será la tercera vez que ocurre en las últimas tres décadas, es decir desde las privatizaciones y la conformación normativa del nuevo sistema de servicios en la década del 90.

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