Los políticos de San Francisco y su costumbre de engañar (se) con los LIKES Y CORAZONES

Víctimas de sus propias trampas,el peligro de fabricarse su propio espejo que se rompe al contar los votos, ninguno sacó más del 38 % de los votos.

POLÍTICA 05 de febrero de 2021 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
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Sobran  4 dedos de  una  mano para encontrar  un político de  San Francisco que  NO ENGAÑE  O SE AUTO-ENGAÑE con la cantidad de LIKES  O CORAZONES que reciben sus  publicaciones  son  víctimas de sus propias mentiras digitales y  de las que  les  venden  medios  periodísticos. los  cuales les muestran  las  cosechas  de  likes para  mostrar  gran cantidad  de audiencia,  algo  fácil de  lograr  con  regalos,  fotos  de muertos  en  accidentes  o  replicando  noticias policiales que conmuevan  al  lector, más allá que se origen en  cualquier lugar del mundo y no  en  nuestra región, un título TIBURÓN SE COME A  TRES  CHICOS  en  un sitio  de noticias  local suma  likes o  corazones,  aunque  en el desarrollo  de  la noticias  se  aclare  que el suceso ocurrió   Filipinas  .

Los  políticos locales muerden el anzuelo  de  CONFUNDIR  SUMATORIA DE  LIKES O CORAZONES CON  LA  INFLUENCIA QUE PUEDA  TENER  ESE MEDIO SOBRE SU  ELECTORADO EN LOS  TEMAS  DE LA CIUDAD  y enamorados del  sistema, hacen  lo mismo   en cada  publicación  propia  con  la ayuda de LA CADENA DE  MILITANTES  U OTROS  CON SUS PROPIOS TROLLS, todo  para  que  los  desprevenidos se coman la  masita. En la  practica  no sirve  de mucho, EN  LA  ÚLTIMA ELECCIÓN  MUNICIPAL NINGUNO  PASÓ DEL 38%  DE LOS VOTOS.

Para  entender  este  perverso sistema, recurrimos a SERGI  GUTIERREZ

Los partidos llenan de corazones de colores sus lemas y gráficas, al mismo tiempo que se lanzan dardos que hielan el alma hasta al ser menos sensible. La campaña electoral se mueve a golpe de emojis y likes. Pero, también, de desprecios y fakes.

Todavía es pronto para sacar conclusiones del efecto like en la política democrática. Aunque ya intuimos que gustar es un camino diferente al de convencer, gobernar o dirigir. La política hedonista (sobre)actúa bien en una sociedad conectada de atención limitada, acelerada y en competencia permanente corriendo hacia homologables significantes vacíos. Gustar desplaza el pensar. Y parte de nuestra política renuncia a decir la verdad de lo relevante para quedarse en la ocurrencia de lo superficial. La deriva narcisista de este proceso parece imparable. Y con ello, la devaluación de la palabra y del compromiso. El vínculo ideológico y político se diluye frente al vinculo emocional y estético.


 Este desplazamiento tiene consecuencias en el lenguaje y en las relaciones. También en las propuestas y los métodos. Y una parte de los expertos sigue preguntándose cómo hemos llegado hasta aquí. ¿Es inevitable la banalización de la política a través de los profundos cambios en la comunicación política y digital? ¿Qué nos ha pasado para que el efecto like sea más relevante que la propuesta política? O, por el contrario, ¿no deberíamos preguntarnos qué pasa con las emociones y las expectativas como articuladoras de la conciencia colectiva?. Del humor social, a la opinión pública. «En los ‘talk shows’ gana el gritón  y pierde el experto» afirmaba Paul Johnson, director del Instituto de Estudios Fiscales de Londres, en una entrevista de Lluís Amiguet para este diario. Y advertía —para explicar el éxito del Brexit— a toda la intelectualidad europea: «no basta con saber los porqués; hay que saber explicarlos en el lenguaje de los medios a ciudadanos que han perdido salarios, empleos y calidad de vida».

El efecto like está ganando la batalla al efecto pensar . De alguna manera, una buena parte de los expertos y del pensamiento político más sólido y profundo no está entendiendo la epidermis social. O, si la entienden, no la representan bien. ¿Es parte de una mirada de superioridad moral? ¿Se trata de un alejamiento aburguesado de las élites? No lo sé, aunque albergo dudas y temores. Pero sí que comparto la opinión de Jean Pisani-Ferry cuando afirma que «es poco probable que los ciudadanos se sientan satisfechos si creen que los expertos están imponiendo su propia agenda, o se dejan llevar por intereses especiales. La desconfianza hacia los expertos alimenta la desconfianza hacia los Gobiernos elegidos democráticamente, si no hacia la democracia misma».

Volvamos a los corazones. La etimología al rescate para comprender y entender. La palabra «recordar» viene del latín «recordari», formada por re (de nuevo) y cordis (corazón). Recordar quiere decir mucho más que acordarse de algo o de alguien. Significa «volver a pasar por el corazón». Si yo le digo a alguien que le estoy recordando, le estoy diciendo que lo estoy volviendo a pasar por mi corazón. El que haga sentir más y mejor será recordado. Y, en tiempos evanescentes, efímeros y elusivos… el recuerdo es el nexo más importante para la confianza. El efecto like es, en definitiva, parte del afecto like. ¡No desprecien las emociones!

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