No la denunció, la defendió en el juicio ; la historia de Severo Avaro y su mujer que lo envenenó con raticida

¿ Amor o quizás obsesión?. Su mujer lo envenenó con raticida en la comida y perdió el 90% de su visión, llegó a correr miles de kilómetros , nunca pudo olvidarla y tampoco dejarla de ¿ amar?

LOCALES 24 de agosto de 2020 Pérez Darío Eduardo Pérez Darío Eduardo
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Tuvieron  que  pasar  muchos  años   de compartir  carreras,  corrridas y  charlar,  para  que  SEVERO  AVARO,  de motu proprio, aceptara  contar  la historia  con  su  esposa ,  la  misma  que  lo  envenenó  y  lo dejó  ciego. ¿Porqué  no  la  denunció? ¿ Porqué  la  defendió  en el  juicio?. Severo me contó  la historia  en una  de sus visitas  a  la  radio  antes de fallecer  en 2017,  pero prefirió revelar sus  sentimientos  a  nuestra  compañera  Analía Romero  Asef  en  un  mano   muy  sincero  y  conmovedor. 

Al borde de la muerte, una  entrevista  en la  primavera de 2012

Este hombre, que hoy vive para contarlo, fue protagonista de un incidente de gran magnitud que tuvo a su mujer como principal responsable. En el año 81, Severo Avaro fue internado por una supuesta enfermedad que le ocasionaba la caída del cabello y  una gradual  pérdida de la vista. Fue un caso que conmovió a la ciudad y recorrió el país, pues la esposa de Severo colocaba a diario veneno para ratas en la comida y la bebida de su marido.

“Estuve 29 días internado acá y después 5 meses en Rosario, pensaban que me moría”, confiesa Severo. Según uno de los encargados de la investigación, el Oficial Juan Andraus, la policía pudo detectar, a través de un operativo en donde uniformados debieron caracterizarse de médicos y enfermeros, que se trataba de un caso de envenenamiento. Aparentemente, la mujer, aun después de haber intentado acabar con la vida de su esposo, continuaba yendo al nosocomio a visitarlo y, en esas visitas ingresaba a escondidas, comida y gaseosas infectadas de raticida.

El hombre estuvo debatiéndose entre la vida y la muerte, llegó a pesar 40 kilos y a desesperanzar a los médicos sobre su posible recuperación. Sin embargo, su fortaleza lo ha convertido en un referente, para aquellos que un accidente dejó incapacitados para realizar alguna actividad. “El discapacitado agudiza las sentidos, vos si hasta los 90 años no tuviste ningún accidente o problema, esos sentidos continúan dormidos”, expresa con conocimiento de causa Avaro.

 

El amor después del dolor, 

Tal vez suene incomprensible, quizás jamás lo lleguemos a entender, pero Severo Avaro nunca denunció ni culpó a su mujer. En el juicio, la defendió a capa y espada, aunque ella había intentado matarlo, él dice: “Yo no ví nada, no me consta, yo estaba en agonía y que ella era una buena madre no se discute”. Argumenta que se casó para toda la vida y que ante todo, está la sagrada ley del matrimonio.

Si bien su esposa, Marta, quiso tramitar el divorcio, él se negó a firmar, ya que según sostiene “me casé para toda la vida”. Aunque sí, están separados. Es increíble escuchar a Severo hablar hoy de su mujer sin ningún tipo de odio, resentimiento o despecho, y más increíble aun es que en la época del juicio haya declarado a su favor. Insiste en que lo hizo por sus hijos, si yo declaraba en su contra, a ella le quitaban los chicos. Además afirma, tal vez aun enamorado, que fue culpada sin causa, porque no hubo ninguna muerte.

Cuenta que había mucha gente que estaba en contra de su declaración, sin embargo para Avaro fue la mejor decisión, ya que afirma que gracias a eso, él pudo salir adelante con su recuperación. “Porque yo no salía del hospital y ya pensaba en la superación”, dice el caminante. Agrega además que con el odio personal no se gana nada.

Marta cumplió su condena de 8 años, reducida a 4 por buena conducta, en la cárcel del Buen Pastor en Córdoba. Cuando recuperó la libertad, puso, en sociedad con uno de sus hijos, un local de comidas en la ciudad, aunque paradójico es real. Hablamos de una especie de YiyaMuranosanfrancisqueña, cuántos habrán visitado su negocio comprando comida sin saber la historia macabra que detrás de ella había.

No sabemos que motivó a la mujer a intentar matar a su marido, tampoco podemos indagar acerca de qué pasó o pasa aun por la cabeza de Severo, lo que sí es innegable es que debe¿ quererla ?y mucho para afirmar que no le consta lo que Marta hacía con él. Actualmente continúan en contacto y aunque no se hablen mucho, él le lleva religiosamente todos los meses  la parte de su jubilación que le corresponde como esposa, sólo ante la ley.

Correr  y  correr  

Severo Avaro es un hombre humilde y solitario, su perro, el Negro, es su única compañía. Habita una vivienda muy precaria y sólo viendo algunas sombras se las arregla a diario para comer, limpiar, mantenerse ocupado. Distribuye su tiempo entre el entrenamiento y el hobbie delos acrósticos, muchos de ellos improvisados. Tiene una entereza  como pocos, sabe que el secreto está en no aflojar y aun habiendo estado cara a cara con la muerte, continúa superándose.

“Yo empecé a correr el 31 de octubre de 1982, justo en la época de la guerra de Malvinas, era un mal momento, a mi no me querían dejar correr. En 5 años corrí tres maratones. En el 88 corrí la primera maratón, en 4 horas, 29 minutos”, relata el hombre.  Don Avaro, realizó su primer raid en 1997, recorriendo la región mesopotámica; al año siguiente anduvo por la Patagonia y en el 99 hizo un raid por el noroeste argentino, Cuyo y Córdoba, hasta completar las 10 provincias. A partir del 2000, sus recorridos también se hicieron internacionales, Brasil, Uruguay y Bolivia, fueron algunos de los destinos del caminante.

La  pregunta  está abierta  ¿ fue amor'

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